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Los costes de una exposición: 500 millones por ver el último Van Gogh

Vincent Van Gogh pasó sus últimos días en un pequeño pueblo distante una hora de París, Auvers-sur-Oise, al que llegó en mayo de 1890 procedente del manicomio de Saint-Rémy, tras pasar un año internado.

El entorno de la campiña francesa en el que iba a residir por espacio de unas pocas semanas parecía que iban a obrar en el holandés el milagro de devolverle la calma y tranquilidad que ansiaba. Sin embargo, todo se rompió en sólo dos meses después, cuando el desdichado loco del pelo rojo se pegó un tiro el 27 de julio, en los campos cercanos al castillo de Auvers. Murió dos días después, tras una lenta agonía.

Ahora el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid, con el patrocinio de Banco Caixa Geral y Fidelidade Mundial, rinde un homenaje a los últimos paisajes creados por la pincelada de Van Gogh.

Sus dos últimos mese de vida

Desde el pasado día 12 de junio se presenta la primera exposición dedicada en exclusiva a la obra realizada por el holandés en los últimos meses de vida que pasa en Auvers; periodo muy breve pero extraordinariamente fecundo.

La exposición reúne 29 obras -26 pinturas y tres dibujos- procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo. En la muestra se incluyen, además, seis cuadros de los tres grandes precursores de Van Gogh, que habían pintado en Auvers antes que él y cuya presencia Vincent sentía en el paisaje: Daubigny, Pisarro y Cézanne.

Todas las obras de Van Gogh presentes en la muestra pertenecen a este último periodo de Auvers, incluida una de las obras maestras de la colección del Museo: Les Vessenots en Auvers.

500 millones en seguros

Sin embargo, traer a Madrid el resto de las obras conlleva un elevado coste, gran parte del cual se desembolsa en seguros que garantizan la integridad de la preciada obra. "El coste total de los seguros -dice Lucía Cassol, directora del Departamento de Registro del Museo Thyssen- podría acercarse a los 500 millones de euros, de los que 300 cuentan con la cobertura del Estado y los otros 200 los cubren los prestatarios con sus seguros y la firma Stai, agencia de Vitalicio que reasegura en el mercado de Lloyds con la que trabajamos normalmente".

Hay un total de 17 prestadores y el que "más obras nos ha cedido -continúa Cassol- tiene cinco trabajos en la muestra. Dos son aportadas por el Thyssen, Los trigales, de Van Gogh y el Pisarro".

Hiscox Insurance Company ha asegurado el último año en España las exposiciones Musas y Modelos en el Museo Picasso de Málaga, los Grecos del Museo del Greco en la Real Fundación de Toledo, Chuck Close en el Reina Sofía y Chillida en la Fundación Canal.

Su director, Jaime García-Antón, asegura que estas muestras y posiblemente también la de Van Gogh "esté cubierta por una poliza que en el mercado se denomina clavo a clavo, que quiere decir que las obras están cubiertas a todo riesgo desde que se descuelgan de la pared del museo o del coleccionista privado, su traslado a la sede de la exposición, el periodo de estancia en el museo y el traslado de vuelta a su lugar de origen".

García-Antón especifica que "para calcular la prima del seguro de una exposición se multiplica el capital por los trayectos y los meses de estancia. Es decir, para una muestra en España con obras de arte no frágiles, tasadas en 10 millones de euros, que procedan de Europa y vayan a permanecer tres meses en el lugar de exhibición, la prima total ascendería a 7.500 euros".

Considerado un declive

Van Gogh produjo en este periodo, apenas 70 días, unas 72 pinturas, 33 dibujos y un grabado. Como si supiera que sus días estaban contados. Se levantaba a las cinco de la mañana y se pasaba toda la jornada pintando en los campos o en las calles del pueblo.

Ese ritmo frenético se traduce a veces en una ejecución pictórica impulsiva, arrebatada, pero también se descubre en esta obra composiciones de gran serenidad. Desde siempre se ha reconocido en esa producción algunas de las obras maestras más características del pintor pero, en conjunto, el periodo de Auvers ha sido considerado a veces como un declive y apenas se ha prestado atención a sus rasgos peculiares en contraste con otras etapas del artista.

Después de su estancia en Provenza, Auvers representa para Van Gogh el retorno al paisaje del Norte en el que había pensado durante tanto tiempo: en Auvers reencuentra los temas rústicos y la comunidad rural de su juventud, que había perdido desde que abandonó Nuenen.

Desde el punto de vista estilístico, la etapa de Auvers no supone una ruptura con el período anterior, pero su estilo se encuentra en plena evolución. La raíz del estilo de Van Gogh sigue siendo su formación como dibujante durante su etapa holandesa hacia 1880-1882.

En el período de Auvers Van Gogh atiende menos a los detalles naturalistas, su trazo se multiplica y se retuerce, produciendo arabescos en los árboles y las casas, movimientos y ritmos curvilíneos de una enorme vitalidad dinámica.

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