
Panteras rosas, payasos cobradores, osos morosos, cobradores del frac, monjes... Una fauna de gestores de cobros convive con las empresas más serias del sector. En total, se calcula que en España conviven más de 70 firmas y unos 15.000 profesionales dedicados a estos menesteres.
Pero si su estilo no es humillar a su deudor con un payaso frente a su puerta, tiene otras opciones. Por ejemplo, recurrir a alguna de las 37 empresas de la Asociación Nacional de Entidades de Gestión de Cobro (Angeco), o a cualquier otra del mercado. Eso sí, cada una tiene su público y sus procedimientos.
"Disponemos de un código de conducta, que rechaza el poner en ridículo al deudor, pues el 99% de las que utilizan un disfraz, incurre en prácticas poco éticas", apunta José María de Gregorio, gerente de Angeco.
Una acusación a la que planta cara El Cobrador del Frac, que ya opera desde hace 21 años en España. Su director comercial, Juan Carlos Granda, explica que también tienen su propio código ético. "Perseguimos al moroso profesional, el que puede pagar pero no quiere, nunca al que no puede hacer frente a una hipoteca", explica Granda.
Por adelantado
En cualquier caso, cuando se acude a una empresa externa para gestionar los cobros de impagados, el acreedor tiene que estar dispuesto a pagar, habitualmente, entre el 7% y el 40% de lo que logre rescatar la compañía de recobro. A veces, incluso, un fijo por adelantado.
Contrate a quien contrate, para recuperar una cantidad deberá seguir unos pasos básicos. Primero, comprobar que la deuda sea cierta, líquida, esté vencida y sea exigible. Una recomendación de Perogrullo, pero con razón de ser, pues "se están reclamando deudas que no lo son", asegura Pere J. Brachfield, director del Centro de Estudios de Morosología de EAE Business School.
¿Segundo paso? Además de recabar todas las pruebas (e-mails, facturas, etc.), contactar por carta con el deudor e invitarle a pagar o, al menos, a que dé señales de vida. Si el moroso dice no tener liquidez en ese momento, es cuando el gestor de cobros tiene que desplegar todos sus encantos.
Un 50% más, por vía judicial
"La clave está en la negociación", recomienda Pepe Oriola, dueño del bufete de recuperación de deudas Oriola Abogados y presidente de la Asociación Española Profesional de Gestores de Cobro (Aepgc). Tendrá tantas opciones como imaginación: que le paguen a plazos, buscar un avalista, pagar en activos no dinerarios e, incluso, perdonar una parte de la deuda.
Además el deudor acabará pagando hasta un 50% más de lo que debe si se ve inmerso en un proceso judicial. Si lo prefiere y la deuda no supera los 30.000 euros, entonces podrá reclamarla vía juzgado, y sin necesidad de un procurador.
"No tiene costes para la pyme que reclama y cobra de forma mucho más rápida, pues al deudor se le dan 20 días para justificar el impago o interponer algún reparo", explica José María de Gregorio.
Además, aunque muchos crean lo contrario, una deuda jamás prescribe. "Es malo para ambas partes, porque, además, el plazo medio de un juicio, entre sentencia y ejecución, es de al menos año y medio", añade Oriola. Al menos, si durante un año desde que se inicia el proceso judicial la pyme no ha podido recuperar la deuda, el estado devuelve el IVA.