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Zapatero termina con el 'lobby' que defendía los intereses de España en EEUU

Ningún contrato de lobby en Estados Unidos que defienda los intereses españoles en aquel país. Es la información que proporcionaron ayer fuentes de Moncloa. "No parece probable que haya, después del rastreo que han hecho los funcionarios", insisten con prudencia.

Para entender esta historia hay que viajar hasta el año 2004. Porque ésta es la historia de una patata caliente. La que se encontró el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al llegar a Moncloa. Un contrato por cuatro años con el bufete de abogados de Washington de Piper Rudnick, ése que iba a ayudar -por dos millones de dólares- al ex presidente José María Aznar a conseguir una medalla del Congreso estadounidense. Una noticia que cuando saltó a los medios de comunicación hizo que esa entrega nunca se produjese.

La imagen de España, de la mano de un lobby

Han pasado varios años y ayer este bufete de abogados volvió a ser noticia. La culpa la tuvo esta frase: "Ese lobby es el mismo que también ha contratado Zapatero para la imagen de España en Estados Unidos". El autor es Joaquim Martins-Lampreia, presidente de Omniconsul y lobbista acreditado en el Parlamento Europeo desde hace años, que ayer participó en unas jornadas sobre lobby organizadas por Reti.

¿Qué dicen desde el bufete? Ted Loud, relaciones públicas de DLA Piper, da su versión: "Esta firma no representa en la actualidad al Gobierno de España. Fue la firma de abogados en Washington para el Gobierno de España durante aproximadamente dos años, ambos bajo la Administración del presidente Aznar y bajo la Administración del presidente Zapatero". También apunta que los puntos del contrato con DLA Piper indican que "otorgó servicios legales y gubernamentales en un amplio campo de temas como el comercio y la propiedad intelectual".

Desde Moncloa matizan punto por punto: "Nos encontramos con un contrato firmado por cuatro años y por una cantidad millonaria. Lo enviamos a los servicios jurídicos del Estado para que lo estudiaran, y nos dimos cuenta de que para rescindir el contrato había que pagar una indemnización altísima". Así que se optó por renegociar el objetivo; a partir de entonces sería "promocionar los productos españoles y facilitar la tarea de nuestras empresas en Estados Unidos".

El mejor lobby: el funcionario público

Pero ese contrato finalizó, aunque ni Moncloa ni DLA Piper coincidan en su duración. En Moncloa señalan que para ejercer estas labores ya existen funcionarios públicos. Es decir, que España se ha quedado sin un lobby conocedor del funcionamiento de la administración estadounidense que defienda los intereses nacionales en EEUU.

La actividad del lobbista está regulada en Estados Unidos y Canadá. Pero en Europa también hay, y muchos. En Bruselas existen 15.000 lobbistas activos, pocos si se compara con los 60.000 que tiene Washington DC. Sólo en el Parlamento Europeo hay 5.000 acreditados -a octubre de 2006-, mientras que sólo hay 785 eurodiputados. De esos 5.000, el 70 por ciento defiende intereses empresariales, el 20 por ciento lo hace con los intereses de determinadas regiones y el 10 por ciento restante con los de los organismos no gubernamentales.

Ahora reflexione: ¿quién influye más, un ministro o un empresario?

También las ONG

Olvide la idea de que son sólo los consultores estratégicos los que trabajan en este tema. "Las asociaciones, las confederaciones, las cámaras de comercio, las empresas, las ONG, los abogados, los ex gobernantes y los comunicadores... todos hacen lobby, aunque a veces no se sepa", apuntó Martins-Lampreia.

Reuniones formales, informales, contactos personales, cartas a los interesados, compra de espacios publicitarios en prensa, artículos de opinión, Libros Verdes a los que normalmente siguen Libros Blancos, listas de correos electrónicos, blogs... los métodos de trabajo de un lobbista son casi imposibles de enumerar.

También se incluyen algunas visitas organizadas, como la que hicieron varios miembros de la Comisión Europea a la zona donde se produce el vino de Oporto hace tres meses; un viaje con el que se quería evitar un cambio en la legislación europea que afecta a este vino portugués. Entre los mayores partidarios del lobby -según Martins-Lampreia- las farmacéuticas.

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