
El secreto peor guardado en Wall Street es que la temporada de resultados de este trimestre será desastrosa. El secreto mejor guardado es lo que viene después de la carnicería. Y eso es lo que preocupa a los observadores estos días en los que los inversores buscan algún rayo de luz en medio de los nubarrones de la recesión.
"La gran pregunta que se hace todo el mundo es si las cotizaciones han descontado ya no el cuarto trimestre de 2008, sino el segundo y el tercer trimestre de este año", plantea Quincy Krosby, estratega jefe de The Hartford. "Obviamente, todo el mundo está pendiente de las previsiones (guidance). Pero, ¿qué previsiones puede tener cualquiera en este entorno?", se pregunta.
Ciertamente, tratar de adivinar qué viene después de la recesión es muy difícil. Aunque se espera que las previsiones también sean malas en general, algunas compañías pueden dar pistas acerca de qué cabe esperar en la última parte del año, cuando se espera que lo peor de la recesión haya pasado en EEUU. Además, los inversores quieren ver qué va a ofrecer Obama en cuanto a su política fiscal y a los estímulos económicos. El propio Krosby espera sorpresas en estos planes, lo que puede proporcionar jugosas ganancias en bolsa a corto plazo.
Respecto a las previsiones de las empresas, las dos áreas principales en que se va a fijar Wall Street son el empleo y el crédito. Si las principales compañías afirman que no habrá grandes despidos y los CEOs empiezan a hablar de captar capital después de un año de escasez, eso puede provocar el optimismo del mercado y evitar un desplome durante la temporada de resultados.
En la primera semana de la temporada, los mensajes fueron contradictorios, y la próxima semana llegarán los grandes bancos después de que Citigroup diera unas pérdidas el viernes que, siendo grandes, no fueron tan graves como algunos esperaban. Pero el problema es la enorme falta de claridad del escenario actual, que no tiene precedentes en la historia moderna de los mercados. Y con tanta incertidumbre, los inversores seguramente tomarán posiciones muy cautelosas y una preferencia por la deuda corporativa frente a las acciones.
"Los beneficios siguen empeorando pero la bolsa propiamente dicha no. Algunos lo interpretan como una señal positiva de que el mercado está mirando ya a la recuperación, y efectivamente podría ser así", explica Chip Hanlon, presidente de Delta Global Advisors. "La otra forma de interpretarlo es que el mercado se engaña a sí mismo con la idea de que la recuperación llegará antes de lo que lo hará realmente", añade, y opina que al final los inversores se van a sorprender de que, por muy mal que parezcan las cosas en el cuarto trimestre, van a estar todavía peor a lo largo de este año.
No habrá subidas sostenibles hasta que mejoren las noticias
Esa posibilidad seguramente impedirá un rally sostenido mientras continúen las malas noticias, porque los inversores descontarán el peor escenario posible. "No veremos un rally sostenido hasta que la gente pueda estimar con una razonable certeza la amplitud de la caída de los beneficios y su duración", opina Uri Landesman, de ING Investment Management. "He oído que, al menos a corto plazo, el S&P 500 estará en una banda de trading entre 800 y 1.000. Es muy posible, pero todavía espero que en el último trimestre del año que superemos ese techo y lleguemos hasta 1.100 o incluso 1.200".
Sorprendentemente, este gestor opina que los valores cíclicos serán populares este año, tales como petróleo, consumo discrecional y materia primas. La idea es que estos sectores se recuperarán en bolsa antes que la economía. Otros analistas recomiendan sectores que en teoría se beneficiarán de la nueva política de Obama, como las empresas de software para las infraestructuras.