
El presidente de Cuba, Raúl Castro, inicia este lunes una visita de Estado a Francia que fija una nueva etapa en el refuerzo de las relaciones entre ambos países y tiene un marcado contenido económico, tras el reciente acuerdo multilateral para la condonación de su deuda.
Este viaje es el primero de un mandatario cubano a Francia desde el de su hermano Fidel Castro en 1995, en el tramo final de la presidencia de François Mitterrand, y sigue al que el actual jefe de Estado francés, François Hollande, hizo a la isla en mayo de 2015.
Castro llegó a París el sábado, pero su agenda oficial no comenzará hasta el lunes, día en que la ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal, le recibirá con todos los honores en el Arco del Triunfo.
El encuentro bilateral con Hollande está previsto a las 16.00 GMT, y tras la firma de diversos acuerdos y una breve declaración conjunta a la prensa será seguido de una cena de Estado, también en el Elíseo.
El programa del dirigente cubano el segundo y último día incluye reuniones con el primer ministro, Manuel Valls, los presidentes de las dos cámaras parlamentarias y la alcaldesa parisina, Anne Hidalgo, así como una visita al Museo del Hombre.
La delegación que le acompaña participará además en un encuentro con empresarios franceses en la patronal Medef, que servirá para explorar las oportunidades de negocio presentes en ese país caribeño.
El año excepcional de Cuba
La visita se enmarca en un año calificado de excepcional en las relaciones de la comunidad internacional con Cuba, tras su histórico acercamiento con Estados Unidos y el reciente acuerdo con el Club de París para reestructurar una deuda de 11.100 millones de dólares en cesación de pagos desde 1986.
Los acreedores condonaron el pasado diciembre 8.500 millones de dólares correspondientes a intereses y la isla se comprometió a pagar los 2.600 millones de dólares restantes en un plazo de 18 años.
Ese pacto normalizó las relaciones financieras con Cuba y desbloqueó una situación que abre la puerta, según Francia, a la llegada de inversiones al país, algo que va a ser aprovechado por las compañías galas.
Tras la condonación por parte de Francia de los intereses, el principal de la deuda de la isla caribeña se sitúa en 360 millones de euros, sobre los que este lunes se va a cerrar un acuerdo bilateral para reconvertirlos en financiación de proyectos de desarrollo.