
¿Por qué se contagian los bostezos? La ciencia tiene la respuesta
Dura unos seis segundos y lo hacemos una media de unas quince veces al día. Ya sea por aburrimiento, por sueño o incluso por hambre, son varias al ocasiones en las que el ser humano suele bostezar. Ahora bien, lo que realmente llama la atención es el efecto que estos causan en los demás, pues es prácticamente imposible ver a alguien hacerlo y no repetirlo tú también segundos después. A la pregunta, ¿los bostezos se pegan? Parece inevitable que sí. ¿Por qué? La ciencia tiene la respuesta.
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1. ¿Es por imitación?
El contagio de los bostezos es un fenómeno que cautiva la atención tanto de los expertos como de los más curiosos. De entre todas las teorías, una de las más aceptadas es que los bostezos contagiosos están relacionados con las neuronas espejo, un tipo de célula que se activa cuando realizamos una acción como cuando vemos a alguien más hacerlo.

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2. Existe un vínculo social
Según un estudio realizado por el Museo de Historia Natural de la Universidad de Pisa, liderado por Iván Norsica y Elisabetta Papalagi, el vínculo social es un predictor significativo de la respuesta al bostezo de otra persona.
Es más, durante la investigación, los autores observaron que el contagio era más común entre parientes, amigos, conocidos y extraños, justamente en ese orden. O lo que es lo mismo, se trata de una muestra clara de la relación del grado de familiaridad y la empatía con el contagio del bostezo.

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3. Factor termorregulador
No obstante, existen algunos otros estudios que discuten este enfoque y que relacionan la aparición de los bostezos con un factor termorregulador. Según la investigación 'Conagious yawning and seasonal climate variation, las personas bostezan más durante el invierno que durante el verano, siendo esta una proporción del 45% frente al 24% de la estación cálida.

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4. Otras teorías científicas
Muy relacionado se encuentra la teoría que explica Andrew Gallup, profesor de Psicología de la Universidad Estatal de Nueva York, que defienden que el bostezo aumenta el flujo sanguíneo que va directo al cráneo y que busca enfriar nuestro cerebro. De esta forma, se cree que cuando nuestra temperatura corporal sufre cambios bruscos, el cuerpo reacciona con este actor reflejo.