Estos son los 10 pueblos más bonitos de España según National Geographic

1. Altea (Alicante)

Cerca del mar se levanta este pueblito admirado por muchos de sus visitantes. Altea, un lugar de pescadores y de labradores, se caracteriza por sus barcos durmiendo en el puerto o en la lejanía del mar. Uno de los lugares más destacados de Altea es el barrio de El Fornet, un lugar con callejuelas empedradas y casas blancas rodeadas de jazmines, geranios y buganvillas. 

Sin duda, este pueblo no dejará de sorprenderte, ya que el primer escalón te conducirá hasta Nuestra Señora del Consuelo, una iglesia caracterizada por sus dos cúpulas, cubiertas de tejas azules que contrastan muy bien con el color blanco de la ciudad. 

2. Cudillero (Asturias)

Muchas personas por la imagen podrían pensar que Cudillero se encuentra en una de las islas de Grecia, pero la realidad es otra. Su olor a mar y a salitre tan característico te acompañará por la capilla del Humilladero, la Lonja y la Fuente del Canto.

También, es muy recomendable subir a sus miradores, ya que podrás divisar los faros, el puerto y toda la villa, que, combinado con su agua cristalina, dejan una imagen para el recuerdo.

3. Sigüenza (Guadalajara)

Todo es un castillo. Da igual cuál sea el camino de llegada, lo primero que llama la atención son los muros de ladrillo, grandes y gruesos presentes en todo el pueblo. Además, el templo, con sus torres de aspecto militar, fueron parte de la defensa del municipio en tiempos pasados. Hoy, esta enorme construcción se ha transformado en un Parador Nacional. 

Este pueblo te invita a pasear por sus calles en zigzag, aunque un poco empinadas, y esconde rincones del puro medievo como la Plazuela de la Cárcel, la Puerta del Hierro, la Casa del Doncel o el Arco del Portal Mayor. 

4. Valderrobres (Teruel)

El río Matarraña da la bienvenida a este pueblo escondido en la provincia de Teruel. Para poder acceder a él, hay un majestuoso puente de piedra de la época del medievo de estilo gótico.

La mejor manera de descubrir los rincones de este pueblo es deambular por las calles del casco antiguo. Tras penetrar en su interior a través del Portal de San Roque, su principal acceso, podrás disfrutar de palacios, ermitas, plazas y construcciones que pertenecieron a las antiguas murallas. 

Sin duda, uno de los monumentos obligatorios que definen esta villa medieval son la iglesia de Santa María la Mayor y el Castillo. 

5. Santillana del Mar (Cantabria)

Esta localidad nació por un monasterio fundado en el año 870 en el siglo XII en la Colegiata de Santa Juliana. Hoy, Santillana del Mar se encuentra a 31 kilómetros de Santander. El pueblo conserva, actualmente, la esencia medieval, con vías adoquinadas y algún palacio barroco. 

Aunque el tiempo pase, este pueblo sigue manteniendo su plaza presidida por su iglesia románica llamada la Colegiata, monumento Histórico-Artístico desde 1889. 

6. Ayllón (Segovia)

Otro pueblo que mantiene su esencia medieval. Su entrada comienza por un puente de piedra que nos dirige al único arco que queda de los tres que tuvo su muralla. Junto con el arco, es obligatorio visitar la iglesia románica de San Miguel Arcángel, ubicada en su plaza Mayor y reconocible por su campanario en lo alto del pórtico.

De la época gótica se conservan el Palacio de las Contreras y la Casa de la Torre, el edificio civil más antiguo de Ayllón. Y, del neoclásico, nos encontramos con la Iglesia de Santa María la Mayor y una de las casas señoriales más conocidas, la Casa del Águila. 

7. Buitrago de Lozoya (Comunidad de Madrid)

Un recinto amurallado de la época medieval y un río son los dos principales ingredientes de esta localidad madrileña. Todo este legado lo dejó Abderramán III a sus espaldas cuando mandó levantar una muralla para reforzar sus fronteras y así evitar incursiones cristianas. Actualmente, esta construcción de 800 metros de recorrido y tres puertas de acceso a su interior se puede visitar.

Uno de los secretos más sorprendentes de este pueblo madrileño alejado de la capital es el Museo Picasso de Buitrago. Un espacio que recoge una colección de sesenta piezas pertenecientes al artista malagueño cuando se encontraba en su exilio francés. 

8. Laguardia (Álava)

Si deseas acceder al casco antiguo de este pueblo, primero tendrás que pasar por sus accesos fortificados y entonces todo se vuelve de piedra. Esta transformación ocurre en cualquiera de sus puertas, siendo la de Carnicerías la más concurrida.

Otro de los enclaves a visitar es el pórtico de Santa María de los Reyes, la torre abacial anexa, la casa de Félix María Samaniego, el estanque celtíbero datado del siglo I a.C y la iglesia de San Juan Bautista. 

Por último, pero no menos importante, se recomienda disfrutar del vino y de los pintxos que tienen preparados en los calados que hay bajo las casas de este impresionante pueblo. 

9. Castrillo de los Polvazares (León)

El marrón rojizo presente en sus muros de piedra medieval y el verde de las puertas y ventanas contrastando con el bonito cielo azul crean una atmósfera que atrapa a sus visitantes. Situada en la comarca de la Maragatería, este lugar es visitado por muchos peregrinos del Camino de Santiago que buscan un lugar donde poder descansar antes de las etapas finales de esta conocida ruta.

El trazado original de este pueblo discurre por el puente viejo y sigue por su principal calle llamada calle Real. Los anchos muros presentes en todo el pueblo fueron construidos en épocas antiguas para proteger y atemperar el interior de las casas para los inviernos más fríos. 

10. Olvera (Cádiz)

En una de las provincias más bonitas de España, donde se despliegan los pueblos blancos, las playas de agua fría y las montañas de la Sierra, emergen el castillo de Olvera y la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Ambos edificios se levantan 640 metros sobre el nivel del mar, haciendo que Olvera sea un excelente mirador de la Sierra de Cádiz. Los lugares más destacados son su casco antiguo en el barrio de la Villa, la plaza del Ayuntamiento, el arco que se encuentra pegado a la calle Calzada y la plaza de la iglesia. En esta plaza, a un lado se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, al otro, el castillo y, en medio, un horizonte de sierras y campos de olivo.

Uno de los secretos que esconde Olvera es el acceso al mirador de la iglesia, sobre el cual se alza la construcción neoclásica.