
El 'culebrón Neymar' sigue avanzando a pasos agigantados. El jugador, que ha expuesto su intención de marcharse, estaría más cerca que nunca de ello tras haber recibido una oferta del PSG que cumpliría todas sus demandas y que pondría en serio peligro a un Barcelona que se ha tomado el asunto con mucha alerta. EN DIRECTO | Siga el mercado de fichajes de la temporada 2017-2018.
Tal y como cuenta Sport, la decisión en Can Barça ha correspondido a una medida casi de emergencia: paralizar todas las operaciones en curso hasta saber qué pasará con el brasileño, cuya cláusula de rescisión (222 millones de euros) podría depositar el PSG a lo largo de este verano. El club parisino va en serio, tiene el dinero para hacerlo y solo requiere el 'sí' definitivo de un Neymar que no ha declarado su amor al equipo culé, lo que preocupa especialmente a la directiva.
La preocupación es mayor si se atiende al hecho de que el padre del jugador está actuando por cuenta propia. Según Catalunya Radio, y después de reunirse con el PSG, ya tendría un acuerdo con la escuadra gala. En la tarde del jueves, precisamente, el brasileño declaraba su amor paterno con un mensaje en la red social Instagram: "Representas a todos mis amigos. Tenerte como amigo es de las mejores cosas que tengo en la vida. Te quiero, papa"
Josep Maria Bartomeu, presidente blaugrana, quiso enfriar en una entrevista concedida a AP, en la que aseguró que Neymar "no está en el mercado" y en la que lanzó un mensaje al PSG: "La cláusula de Neymar es imposible de activar si quieres cumplir el Fair Play financiero".
La labor de persuasión de sus compañeros de vestuario, de momento, no ha dado los frutos para retenerle. El último ha sido Luis Suárez, según relata Sport. En el vuelo de camino a EEUU, el charrúa habló largo y tendido con su amigo, cada vez más 'aislado', ya que el clan brasileño en el club es prácticamente inesxistente.
En todo caso, el Barcelona sí se ha planteado un hipotético cuadro en el que asuma la venta del jugador. Será, dicen, siempre bajo la cláusula de rescisión. Ingresar 220 millones de euros supondría un cambio de cara a la estrategia del club en cuanto al mercado de fichajes. A pesar de la jugosa cantidad que se ganaría con la marcha de '11', en Can Barça contienen el aliento.