
El fútbol está plagado de detalles. De momentos. De segundos que parecen insignificantes, pero que pueden decidir partidos e incluso títulos. Que se lo pregunten al Atlético de Madrid. Los rojiblancos cayeron en la tanda de penaltis de la final de Milán, ante el eterno enemigo, ante el Real Madrid, y lo hicieron espoleados por una decisión que aún en el vestuario merengue no consiguen comprender. En esa tanda definitiva, su capitán, Gabi, hizo todo lo contrario a lo que dice la norma: decidió a su rival, al Madrid, la suerte del primer lanzamiento. Y lo hizo movido por esas supersticiones que tanto obsesionaron al Cholo antes de la final y, visto lo visto, durante el partido.
La historia la relata Manuel Jabois en El País. Con un buen puñado de amigos dentro del vestuario blanco y también en la directiva, el periodista relata con todo lujo de detalles cómo fueron esos casi 10 minutos agónicos entre que se deciden los lanzadores hasta que Cristiano decidió con su gol el título para el Real Madrid.
Y todo comenzó con el sorteo entre capitanes para ver quién lanzaba primero y en qué portería se lanzaban. Y ahí perdió Sergio Ramos. O al menos eso pensaba el portador del brazalete blanco. Cuando el árbitro Mark Clattenburg lanzó la moneda al aire el resultado fue un triunfo atlético. Gabi decidiría en primer lugar. Ramos creyó que decidiría lanzar en primer lugar. Dice la estadística que el 60% de los que comienzan lanzando una tanda son los ganadores. Pero Gabi dijo entonces que querían ser los segundos.
¿El motivo? Que en octavos de final, ante el PSV Eindhoven, ellos, los atléticos, fueron a remolque de los holandeses y terminaron llevándose la eliminatoria. Siguiendo las órdenes del Cholo, Gabi pidió repetir aquella situación. El entrenador creía que así, repitiendo aquella liturgia, la fortuna estaría de su lado. Entonces Ramos, preguntado por dónde querían que se lanzase, no tuvo dudas: en el fondo de los hinchas del Real Madrid.
Fue así como, al volver al círculo central, con el resto de sus compañeros, Ramos comunicó la noticia. "¿Quién ha ganado, Churu?", le preguntaron al defensa, apodado así en el seno del equipo. "Ellos... ¡¡Pero tiramos primero!!", anunció el capitán. "¿Cómo?", le cuestionaron. Nadie se creía la decisión. "Quieren tirar segundos y nos toca nuestra portería", anunció Ramos. Unos gramos de euforia se colaron entonces en las cabezas de los futbolistas blancos. Iban a golpear primero y eso (casi) siempre sale bien.