Neymar preocupa al Barça. Y le preocupa mucho. No se trata sólo de una cuestión deportiva. Es verdad que lleva una racha de juego y rendimiento muy bajo, pero eso suele suceder en el deporte rey. Hasta a los jugadores más profesionales les ocurre. No. No es eso lo que preocupa en el Camp Nou sobre su estrella brasileña.
Al Barça le tiene en vilo, cuenta le diario As, la vida fiestera de Neymar. Su tendencia creciente a ser mucho más protagonista en lejos de un campo que en él.
Más de una voz autorizada en el club empieza a temer por que su futbolista siga una deriva similar a la que tuvo en su día Ronaldinho, cuando pasó, de mejor futbolista del planeta y candidato al mejor de todos los tiempos, a fiestero de lujo y futbolista 'retirado' con menos de 30 primaveras.
El último episodio de esta tendencia retransmitida en redes sociales (a Neymar no le duelen prendas de colgar sus fotos y vivencias en Internet) lo protagonizó en Londres.
Luis Enrique dio el sábado dos días de descanso y Neymar los aprovechó para marcharse a la capital inglesa y, allí, vivir una fiesta que ha sido portada de buena parte de los tabloides sensacionalistas británicos.
Él, lejos de esconderse, sigue con su vida de asueto. Ya en la tarde del lunes se le pudo ver de compras por el centro de la ciudad con Alexis Sánchez, jugador del Arsenal y ex culé.
Hoy Neymar está llamado, como el resto de sus compañeros, a regresar a los entrenamientos. Sin Champions por delante, el Barça está centrado únicamente en su próximo partido de Liga, en Sevilla, frente al Betis.
El día que lo cambió todo
Antes también sucedía. Esta forma de vida no es novedad en el futbolista brasileño, pero entonces Neymar demostraba que tanta 'juerga' le sentaba incluso bien. Todo cambió, sin embargo, con el cumpleaños de su hermana.
El '11' forzó la quinta amarilla en Vallecas, ante el Rayo, para salir (con permiso de Luis Enrique y el club) hacia su tierra y allí, en Brasil, celebrar por todo lo alto una fiesta (la del 'cumple' de su hermana) que se prolongó durante varios días. Ney retornó a España y desde entonces, no es el mismo.
Bajó su rendimiento antes de marcharse de nuevo con la selección y aquella última salida lo convirtió en otro. Ahora le cuesta marcharse de sus rivales, apenas pone asistencias y apenas ve puerta de no ser por su acierto desde los once metros.
Es, por resumirlo, la parte más débil de una MSN que sustenta Suárez y en la que Messi, aunque más apagado que de costumbre, también rinde.
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