Fútbol

La batalla de extravagancias ocultas entre Cholo Simeone y Pep Guardiola

Guardiola y Simeone se saludan en la previa de un Atlético - Barça de 2013. Imagen: EFE

El próximo miércoles en el Vicente Calderón se darán cita dos de los más grandes entrenadores que cohabitan en el viejo continente. Simeone y Guardiola, preparadores del Atlético de Madrid y Bayern de Múnich, protagonizarán un duelo singular sobre el terreno de juego, pero no menos singular que el que mantienen fuera de él. Una competición de extravagancias que poco tienen que ver con el deporte rey y que apuntan directamente a su manías, en ocasiones, casi esquizofrénicas.

Hoy el diario El Mundo desvela algunas de esas costumbres poco frecuentes que convierten a uno y otro en especímenes raros.

Por ejemplo, cuenta este rotativo que en el caso de Simeone se repite con frecuencia una rutina a la hora de fichar futbolistas para el Atlético de Madrid: consulta de qué horóscopo es porque confía mucho en esta 'ciencia' en lo que es una herencia de su madre.

Ella creía tanto en lo que decían los astros, que su hijo terminó adoptando también esta costumbre en la que cree, dicen los que le conocen, casi a pies juntillas. Lo que diga el horóscopo determinará como tratar a ese futbolista, cómo aceptará sus órdenes o cómo rendirá en el Atlético. No es que el Cholo fiche solo en función de estas fórmulas, pero forman parte del elenco de 'virtudes' que maneja para dar el visto bueno (o no) a una incorporación.

En el caso de Guardiola, la obsesión por los detalles técnicos son una constante. Dicen los que le conocen que es imposible hablar con él sin que al cabo de unos minutos, empiece a pensar en el fútbol...o en el estado físico de sus jugadores. El cuidado de sus chicos es una de las claves que, afirma, sustentan sus éxitos como entrenador. Por eso trata de cuidar hasta el mínimo detalle.

En una ocasión, cuenta El Mundo, Guardiola llegó a investigar si el perfume o el desodorante de Jeffren, canterano que entonces militaba en el Barça (se hizo famoso por anotar el quinto gol del 5-0 al Madrid), era el causante de las constantes visitas que realizaba a la camilla para intentar sus problemas físicos.

No responde el rotativo si finalmente halló en ambos productos la base del problema que torturaba al chaval, pero sí demuestra que cualquier detalle cuenta para un entrenador quisquilloso al máximo. Como Simeone. Tal para cual y, este miércoles, enemigos en la ida de las semifinales de la Champions League.

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