
El paso de Rafa Benítez por el Real Madrid se caracterizó por una soledad de la que se van sabiendo nuevos detalles a cuentagotas. El último de ellos tiene que ver con un roce sonado con la estrella del equipo blanco, Cristiano Ronaldo.
Relata El País que, en su fijación por controlar todos los detalles y tratar de mejorar al equipo hasta en las facetas aparentemente menos importantes, el entrenador le mandó al jugador portugués un pen drive con vídeos en los que se le adjuntaban métodos que perfeccionarían sus desmarques. La respuesta del jugador no se hizo esperar.
"Dile a Benítez que ya le pasaré yo un pendrive con todos mis goles para que los estudie", respondió un tanto airado el luso, al que no le gustó en absoluto lo que consideró una intromisión en sus métodos más íntimos, esos que tiene de forma innata y le han hecho ser el jugador que actualmente es.
El roce entre Benítez y Cristiano resume como cualquiera de los anteriormente filtrados el escaso feeling entre plantilla y técnico. Con la llegada de Zidane se suponía un cambio, y lo hubo, pero paradójicamente el Real Madrid se impuso en el Clásico (el golpe de mano más importante desde que el galo está en el banquillo) con el libreto del madrileño.
En la que ha sido la versión más atrasada en el campo de los últimos dos meses, el Real Madrid se agazapó en campo propio y esperó, usando el contragolpe que tan perfeccionado tienen los jugadores con la 'BBC' como punta de lanza. El equipo recuperó los orígenes, se olvidó de la obsesión por tener más iniciativa, como en el Clásico de noviembre. El resultado fue una victoria balsámica, un aval de cara a los compromisos de final de curso.
Sin James e Isco (ya relegados a un segundo plano por Benítez) y con la inclusión de Carvajal por Danilo (el lateral fue clave en uno de los tantos), Zidane apostó por la fórmula más segura, menos comprometedora. La vuelta a la época de su predecesor le valió tres puntos y algo mucho más importante: ganar en autoestima.