James Rodríguez ha encontrado en Colombia un ambiente propicio para dar a conocer su faceta más agresiva. Lo hizo con Rafa Benítez en el banquillo, y esta semana también bajo el mando de Zinedine Zidane. Los mensajes del jugador al club, en la que es su peor temporada, son desafiantes y van todos en la misma línea: su rendimiento no es el mejor porque no se confía en él. Un discurso carente de autocrítica y que le ha creado problemas.
Informa ABC que la directiva del Real Madrid se ha cansado de James por sus repetidas faltas de respeto al club y sus constantes salidas de tono. No comprenden la actitud de un jugador que llegó a Concha Espina como un elemento pacífico del vestuario y que se ha transformado en un futbolista ciertamente problemático durante este curso.
La entidad blanca está harta de que la verborrea del '10' cree problemas en un club que este año no ha alcanzado la paz en ningún momento. Hay un hastío con las formas del futbolista, que ha roto los códigos internos del vestuario y no ha respondido ante los retos que le ha planteado Zinedine Zidane.
Porque lo del cafetero no es solo de actitud, sino también de rendimiento. El club madridista no entiende la nueva versión individualista de James, muy diferente a la del curso pasado con Carlo Ancelotti. Ya no se ve al centrocampista que ayudaba en todas las facetas del juego, que bajaba, presionaba y también tenía espacio para fajarse en la mediapunta, la zona que más le gusta.
Cuando llegó en verano de 2014, la zona noble veía en él un posible Balón de Oro. A lo largo del curso 14/15 demostró que podía tener razón. Sin embargo, la realidad es ahora muy diferente. James es, simplemente, otro futbolista. Y empieza a ser un verdadero problema para el palco.
Un cambio de estatus que ha convertido al colombiano en una persona señalada y con un futuro muy incierto en el club al que estuvo sosteniendo hace tan solo meses. En estos momentos, el '10' es un futbolista sentenciado.
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El problema James