
Cristiano Ronaldo estuvo a punto de protagonizar este domingo, ante el Sevilla, otro episodio de sequía goleadora 'bloqueante', ese tipo de situaciones tan vistas en el caso del portugués en el que, tras un par de ocasiones falladas, su propia rabia y ansiedad por ver puerta le provocan precipitación y fallos. Una situación que casi le deja sin mojar ante los hispalenses (marcó en un remate de carambola después de mandar al limbo un penalti) y que, por momentos, condicionó el juego de ataque del Real Madrid.
Condicionado en dos sentidos. El primero, en el personal. Apenas Cristiano vio que sus remates no entraban a puerta, empezó a jugársela solo, esta vez, con a cierto elevado. En la primera mitad probó fortuna hasta en cuatro ocasiones. Sólo la primera (minuto 16) se marchó desviada.
Sus otros tres disparos fueron a portería y forzaron la intervención de Sergio Rico. El portero desesperó a un CR7 que apenas marró la segunda de sus oportunidades, empezó a gesticular, a clamar al cielo y a menear la cabeza de un lado a otro, mostrando a los cuatro vientos su frustración.
Así se marchó al vestuario y así saltó al césped en la segunda mitad. Apenas dio inicio la reanudación, Cristiano volvió a probar fortuna pero esta vez su remate acabó bloqueado. Esta vez sí, su desesperación transpiraba por su piel. Fue aquí cuando entró en acción la segunda manera en la que esa ofuscación condicionó el juego merengue.
El Real Madrid empezó a trabajar con un único objetivo: que su estrella viera puerta. Una misión en la que se emplearon especialmente Benzema y Bale. No hubo manera. Así se llegó al penalti (minuto 57) que, quizá por esa tensión, mandó a las nubes.
CR7 no se lo podía creer y en las dos siguientes oportunidades de su equipo (un disparo lejano de Bale y un cabezazo al larguero del galés), Cristiano no hizo más que volver a las andadas dejando entrever su malestar o bien porque el '11' no se la pasara o por no llegar a tiempo al rechace del disparo al travesaño.
Fue en éstas, cuando un balón colgado desde la derecha por Danilo finalizó en el 2-0 (min 64) gracias a un remate en semifallo del luso, que primero golpeó la bola con la pierna derecha y después con el muslo de la izquierda hasta introducir el esférico.
Después de esa ocasión, CR7 dejó de buscar el gol y empezó a repartir juego entre sus compañeros (inició la acción del 3-0), pero no sin antes tener tiempo para abroncar a Danilo por una contra mal llevada o a James por no cederle, ya en el tramo final del partido, un balón que podría haberle permitido ampliar su cuenta goleadora.