Toni Kroos se quedó fuera del once titular del Real Madrid ante el Villarreal. Rafa Benítez se decantó por Casemiro para blindar el centro del campo, y como sus acompañantes a James Rodríguez y Luka Modric. Se trata del tercer partido de los últimos cuatro que no juega, y el alemán asistió a la escena con un punto de enfado.
El '8' tuvo un semblante serio en el banquillo durante todo el encuentro, y solo lo abandonó para firmar algún que otro autógrafo y hacerse una foto con los seguidores que se lo pedían. No fue partícipe de los rondos habituales en el descanso, y además, Rafa Benítez no le mandó a calentar con los suplentes.
Todo esto originó un enfado notable en el de Greifswald, que lo escenificó al final del partido. Todavía con el partido en juego, se levantó de su sitio en el banquillo, se quitó los esparadrapos y se quedó en la boca del túnel de vestuarios a esperar el pitido final, tal y como recogió Cuatro.
Un gesto que no fue anecdótico, sino todo lo contrario: su carga simbólico advirtió acerca del estado anímico de un jugador que se ve superado en ciertos momentos por sus compañeros y que reclama más minutos. Kroos, indignado por sus últimas suplencias, se quejó ayer a Rafa Benítez. Eso sí, muy a su manera.
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El rechazo de Isco