
La derrota del Barça el pasado miércoles ante el Celta de Vigo (4-1) dejó muy mal poso en el conjunto blaugrana. Lo hizo, además, más allá de la pobre imagen de los culés en Baláidos toda vez que se trata de la tercera ocasión en la que los blaugrana reciben cuatro goles este curso (Athletic, Sevilla y ahora Celta). Goleadas en contra que apenas encuentran respuesta en la delantera y que, unido a su escaso fútbol y la acumulación de lesiones, genera vértigo y miedo. En el Camp Nou hay pánico a que se produzca una debacle antes de que llegue el mes de enero, momento en el que, sin la sanción de FIFA, los blaugrana podrán reforzar la plantilla para el tramo final de temporada.
Cuenta el diario As que la preocupación es notable. Que en el seno de la entidad se buscan respuesta sin que, por ahora, haya encontrado una solución rápida a los inconvenientes con los que se está encontrando Luis Enrique.
¿Cómo hacer que la defensa deje de encajar goles? ¿Cómo lograr que Messi, Neymar o Luis Suárez recuperen la efectividad? ¿Cómo devolver a la medular el esplendor del curso pasado? ¿Cómo evitar lesionados? ¿Cómo cubrir las ausencias de los que ya han caído? Demasiadas dudas. Demasiados temores.
Una avalancha de pesimismo que aumenta con el apretadísimo calendario blaugrana de aquí a que concluya 2014. Por delante, el clásico en el Bernabéu, la visita a Mestalla o el desplazamiento al Sánchez Pizjuán. Eso en Liga.
En Champions los culés tendrán que enmendar el empate de Roma con algún viaje complejo, como la visita a Leverkusen o el desplazamiento a Bielorrusia casi en el mes de noviembre, con los primeros fríos siberianos azotando esta ex república soviética.
Si le sumamos la presencia del Mundial de Clubes a final de año, la histórica jornada del 30 de diciembre y lo ya acumulado hasta la fecha (Supercopas y demás), el resultado son semanas complicadas que, además, hacen crecer el fantasma de las lesiones que ya ha castigado a los culés con bajas clave como Rafinha, Cluadio Bravo, Neymar o Vermaelen.
Con todo y con eso, desde el vestuario también replican afirmando que esto es sólo el comienzo, que el curso pasado también se enderezó un arranque difícil y que en esto del fútbol, un cambio de tendencia ayudaría mucho a poner el peso de la balanza en el lado del optimismo. Si los próximos partidos el equipo responde, todo será más fácil, argumentan.
Será el tiempo (y los marcadores) los que den o quiten la razón a unos u a otros, a pesimistas u optimistas.