Mateo Kovacic ya es jugador del Real Madrid. El club blanco lo ha hecho oficial después de una rápida negociación, y 30 millones de euros mediante, el croata ya sigue el camino de Luka Modric. Con el aterrizaje del ex del Inter, la entidad blanca gana un recurso de futuro, pero de cara al presente deja una duda y
Todo indica que Kovacic partirá desde el banquillo. El esquema de Benítez ya tiene ocupantes en la zona del campo del recién llegado. Un sector que abarca mucho espacio (en el Inter jugó de pivote, de interior y de mediapunta), pero las habilidades del jugador le convierten en un elemento de creación, ofensivo.
Ahí está la duda: ¿cómo encajar a un jugador que no ofrece un gran desempeño defensivo si no tiene espacio en la mediapunta y parece predestinado a ser compañero de Kroos o Modric? Kovacic parece un excelente refuerzo para la mediapunta pensando siempre en el futuro, pero la percepción generalizada y la que se está apuntando en los primeros análisis es la de recambio de su compañero de selección. Así pues, el doble pivote sería su hogar en Madrid, al menos en este año de debut.
La clave reside en un ejercicio de adaptación a estas nuevas funciones, tal y como le ocurrió a Isco y James. No obstante, la falta de regularidad del croata juega en su contra, así como que su posición sería más retrasada que la de éstos dos cuando el año pasado tuvieron que combinar ataque y defensa.
En la obsesión de Benítez por formar un equipo sólido y evitar las particiones por la mitad, Kovacic pisaría poco la zona que le es más habitual, a la que tiende a acudir. A todo eso se enfrenta el joven talento europeo. Una tarea harto complicado para un jugador aún por hacer.
Y, mientras tanto, sigue pendiente el dilema que acuciaba al Real Madrid. ¿Qué hay del refuerzo para el centro del campo que pedía Benítez? Ése jugador potente, de corte defensivo, el escudero de la defensa y los centrocampistas más creativos, el encargado de aportar cemento al conjunto. No hay noticias, y el problema del equipo blanco, por tal razón, se mantiene vivo. Los jugadores son los mismos, la única diferencia es que juegan en otro esquema. La mera acumulación de fichas no asegura que el desempeño defensivo vaya a ser mejor.
Illarra, el señalado
Esto es en lo que al propio Kovacic se refiere, pero la inclusión de un nuevo jugador en la plantilla afecta al resto. En concreto, un futbolista sale ciertamente tocado: Asier Illarramendi. La entrada del croata deja al de Mutriku en una complicada situación. Los escasos huecos que le quedaban en la plantilla respecto a los minutos disponibles se le van tapando poco a poco. Primero, con Casemiro, ahora con el ex neoazzurro.
Durante el curso pasado se percibió lo que ya se vislumbró en la 13/14: que el nivel de exigencia en un equipo como el Real Madrid había devorado a un jugador algo desnortado. Incluso en las navidades de 2014 se planteó una venta o una cesión (sonó y muy fuerte el Athletic). Los 39 millones de euros invertidos en el vasco y las buenas señales que dejó en la Real Sociedad hizo pensar a un sector de la directiva que aún se le podía repescar para la causa.
Si se echa un vistazo a lo que se publica en los periódicos, se habla de un interés de varios clubes y de un actitud un tanto prudente del Real Madrid, que no forzaría una salida. Las perspectivas para Illarramendi son bajas en este momento. Se irá Lucas Silva, pero llegan Casemiro y Kovacic. Éste último ratifica las sensaciones: al guipuzcoano se le escapa el tren.
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