Sergio Ramos se encuentra en una situación límite. No concibe una convivencia soportable para el próximo año con la directiva, y en concreto con el presidente Florentino Pérez. Tanto es así que ya ha avisado a sus compañeros y al máximo mandatario: él no responderá de la misma manera que otros. Promete guerra.
Y para ello, según El País, pone el ejemplo de Iker Casillas. De hecho, sus palabras son siempre comparando la situación de su amigo y compañero: "Yo no soy Iker". De esta forma, el de Camas lanza un aviso sobre cómo será su comportamiento en el caso de que se le trate de crear un conflicto desde el club tal como el que sufre el capitán.
Porque, en el fondo, la cuestión no gira en torno a lo económico. Las razones del desagrado de Ramos son más ocultas, y hablan de la presión que supone para un elemento opositor vivir en el día a día de un Real Madrid gobernado con mano de hierro por Florentino Pérez. Algo que es para él cada día un poco más difícil tras su rechazo (y el de otros compañeros como Casillas, Cristiano, Pepe...) a las formas de actuar de Mourinho, que acabó fuera del club pese al apoyo del presidente.
Esto pone como pretexto el presidente para evitar una subida de sueldo al nivel que pide el defensa. Lo cierto es que la situación económica de Ramos es muy baja si se compara con la de otros jugadores de su misma posición en los equipos punteros de Europa.
Hace unos meses, el jugador recibió una oferta de renovación que su entorno interpretó como una invitación abierta a abandonar el Real Madrid. Ahora, está dispuesto a salir aunque exista el riesgo de que le acuse de 'vendido'. Él ya sabe que es el siguiente en la lista de agraviados tras Iker Casillas. Y, tal como se ha encargado de decir a sus compañeros de vestuario, él no es como su capitán. Por eso no estaría dispuesto a prolongar el conflicto.
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