
Esta mañana se conocía la preocupación de Cristiano por el futuro del Real Madrid. El luso se habría reunido con Florentino Pérez para saber de las intenciones del club y exponer sus motivos de enfado y preocupación. No es un tema baladí, pues esta actitud del '7' responde a los bandazos que ha dado la entidad (y cuya lista es probable que aumente en las próximas semanas).
Los últimos mensajes que se lanzan desde Concha Espina obedecen a un cambio continuo en el club, que se desprende de la estabilidad como quien se aleja de algo devaluado. En la búsqueda infinita e intensa del éxito, se ha perdido, se ha perdido la noción del medio plazo y de un proyecto de equipo. Los dos factores, tan importantes como la estrategia en el mercado veraniego de fichajes.
Al margen de indefensiones por parte del club, Cristiano percibe lo que parece ser va a aumentar en estos meses de resaca tras una temporada casi en blanco: que se ha desechado el plan que llevó al equipo a ganar la Décima para dar un nuevo bandazo. Si termina llegando Benítez, todo lo futbolístico cambiará en el Real Madrid. Sera un giro de 180 grados que nada tiene que ver con la propuesta que más agradece el portugués.
No es solo eso. El '7' fue parte activa en los mensajes de la plantilla a Florentino Pérez, pero ni el apoyo unánime a Carlo Ancelotti ha sido capaz de sostener al técnico que más títulos ha ganado desde Vicente del Bosque. La sensación de que hay una dirección paralela a la deportiva, muy distanciada del sentir de los jugadores, es un claro motivo de zozobra en el vestuario, y también en Cristiano.
Los avisos se dieron el año pasado, y también en las últimas semanas. Ese pulso permanente con la directiva también es otro de los motivos que llevó a la reunión entre Cristiano y Florentino. El presidente ha sido claro en su defensa a ultranza de la plantilla, pero en lo que respecta a satisfacer sus deseos todo ha sido diferente. Pasó con el equipo médico del club, y la entidad se inclina a lo mismo con el inquilino del banquillo.
La sensación de que nadie está completamente a salvo de las eventualidad ha llegado incluso a Gareth Bale, cuyo representante se reunió en con Florentino para preguntarle si había intenciones de venderle. Es tal el estado de inestabilidad tras una temporada sin títulos de envergadura que el entrenador está a punto de ser cesado sin echar un vistazo a la hoja de servicios, que el capitán sigue bajo tela de juicio y que dos de las estrellas del equipo ya se han pasado por los despachos con la mosca detrás de la oreja para ver qué se cuece de cara al próximo curso.
Son las consecuencias de los bandazos de un equipo que, tan solo un año después de construir los cimientos para formar una escuadra con opciones a marcar una época, se enfrenta a otra remodelación (una más) sin pensar en un camino bien trazado a seguir. En definitiva, bandazos que alejan al Real Madrid de la estabilidad y a Cristiano de la tranquilidad.