
El Real Madrid sigue inmerso en su persecución liguera al Barcelona y la dura tarea de repetir Champions. En este doble proceso, el club blanco se juega salvar la temporada, pero Carlo Ancelotti es el que más apuesta: es su futuro en el equipo el que está sobre la mesa. Si no se gana alguno de los dos trofeos, su continuidad será complicada. Los jugadores, que siempre le han apoyado, lo saben, y han aprovechado los últimos días para, de nuevo, exteriorizarlo.
El último ha sido el capitán, Iker Casillas. El de Móstoles, al que Ancelotti ya vinculó su futuro la próxima temporada en un gesto de complicidad, ha sido claro en una entrevista a La Gazzetta dello Sport: "Es el entrenador que ha devuelto la sonrisa al madridismo, que ha traído la tan deseada Décima (...) cosa que no ha hecho ninguno".
Las palabras del capitán van más allá de lo que parece una alabanza a Ancelotti, ya que tiene un doble filo: un recado a Mourinho que no tiene nada de casual, pues es el entrenador preferido de una parte significativa de la zona noble, la misma que ya confía en él.
Pero Casillas no ha sido el único el partir una lanza a favor de Ancelotti. Los otros dos pesos pesados del vestuario blanco han sido claros, de formas diferentes. El más sutil, pero no menos explícito fue Cristiano Ronaldo. Tras anotar el 1-3 que daba (parecía) la comodidad al equipo en el partido ante el Sevilla, el luso se dirigió a su entrenador. Una celebración parecida a la del gol de Marcelo contra el Schalke 04, después de unas semanas complicadas por la debacle en el derbi madrileño de Liga en febrero.
El abrazo de la estrella blanca con su técnico, acompañado después de otros jugadores, fue un mensaje claro: el '7', y el resto del vestuario, están a muerte con Ancelotti. Así lo quisieron dejar claro en una situación especial: uno de los dos escollos que tenía el equipo en su lucha con el Barcelona por la Liga.
El tercero en discordia fue el primero que abrió la veda, minutos después de la eliminación al Atlético en Champions: Sergio Ramos. El de Camas, fiel a su estilo, no dudó en ser menos diplomático para dejar claro que su fe en Ancelotti es inquebrantable: "Me gustan los entrenadores que son buenas personas, pero me gustan sobre todo los que tienen personalidad y huevos. Y Ancelotti es uno de ellos". Otro doble mensaje.
El andaluz fue el primero, pero no el único, como se ha visto en los últimos días. En el tramo que podría decidir el futuro blanco y del propio Ancelotti, la plantilla (a través de sus tres futbolistas de mayor peso) vuelve a pronunciarse. El objetivo de mantener al italiano es casi igual de importante que el de ganar títulos.