Ocurrió en el minuto 87, pero pudo pasar a partir del 76. El Real Madrid tuvo que esperar al final para conseguir el pase a las semifinales de la Champions y hacer justicia a un partido en el que fue el equipo que más quiso ganar. Frente a un Atlético de Madrid timorato que se descosió con la expulsión de Arda, el héroe circunstancial fue Chicharito Hernández. Suyo fue el tanto y el derecho a formar parte de la lista de secundarios de oro, esa carne de banquillo destinada a hacer historia.
El Real Madrid estará en el bombo de las semifinales de la Champions después de todo un partido de dominio, con el balón en los pies de sus jugadores intentando romper las barreras de un Atlético que (Simeone tiene ahí la responsabilidad) no entendió que en el fútbol a veces es necesario ser algo más que una sólida defensa. Y más en el Santiago Bernabéu.
A diferencia de otras ocasiones, y como ya se percibió en la ida, los del Cholo se limitaron a enrocarse en torno a Oblak (otra vez el mejor del equipo) y renunciaron a la presión. Cada vez que recogían el balón, tenían metros y metros de pradera verde, tanto que a Casillas había que mirarle con prismáticos. La doble amarilla de Arda (prescindible tanto por él como el árbitro) fue la puntilla a un equipo que rememoró el fantasma de la final de Lisboa. Esta vez el final llegó antes.
Sorprendió el Real Madrid alineando a Ramos de medio centro, incluso por delante de Toni Kroos. Pronto comenzó a encadenar pases, uno y otro, casi incontables. El Atleti, ordenado, esperaba robar sin presionar, y solo pudo conseguir despejes y más despejes. No tardarían en llegar las ocasiones. Primero en varios tiros desde lejos. Kroos la mandó arriba y Cristiano impactó el balón en Arda.
Los tiros lejanos dejaron paso a jugadas algo más elaboradas, aunque a cuentagotas. Algo temerosos de desnudarse atrás, los blancos atacaban pero mirando a Griezmann y Mandzukic por el rabillo del ojo. Chicharito eligió mal al tirar sin ángulo, Cristiano la pegó rozando el palo...
Pasados los primeros 15 minutos, al arreón bajó en intensidad, y el Atleti intentó estirarse. Lo hizo, pero sin llegar a crear peligro, y una tijereta de Koke y un disparo centrado de Gámez fueron las mejores ocasiones. Entre tanto, Cristiano probó en dos ocasiones a Oblak y comprobó que, al parecer, seguía siendo imbatible. Especialmente en la última del primer tiempo, cuando un mal despeje de Gámez le dio la pelota a Isco y el pase al '7', que se quedó sin premio al achicarle espacios el esloveno.
El descanso solo trajo un cambio: el de Gabi por un desnortado Saúl. Porque en lo futbolístico no hubo diferencias. El Atlético siguió descaradamente defensivo, sin crear peligro. Chicharito pudo hacer el 1-0, y también Varane en un córner. Entonces, Simeone decidió seguir con las sustituciones y el Atlético comenzó a desfallecer. Raúl García entró por Griezmann, dando a entender lo que quería.
Y llegó el minuto 76. No pasará a la historia como el 92:48, pero sí fue clave en la eliminatoria. Arda entró con los tacos a un balón dividido con Ramos. Segunda amarilla y a la caseta. Con diez, exhausto y sin soluciones creativas y ofensivas, el Atlético se derrumbó, y por la mente de todos pasó la final de Lisboa del año pasado. La tarea de aguantar hasta los penaltis parecía otra vez la única tabla de salvación atlética. Simeone quiso blindar la defensa cambiando a Tiago por Giménez, pero el premio se lo llevó el que más lo mereció.
Cristiano ganó el duelo a Giménez y Miranda, y ante la disyuntiva de tirar o pasar, eligió asistir a Chicharito, que con el aura de Karembeu y Anelka mandó la pelota a las redes a puerta vacía para llevar el delirio al Bernabéu y el pase a las semifinales. Quedaban ocho minutos (contando el descuento) por delante, pero el pescado estaba vendido.
Serán los blancos los que estén en el bombo del viernes, junto a Juventus, Bayern y Barcelona en unos cruces que pueden ser terroríficos. Al Atlético, después de un año para no olvidar jamás, le queda la normalidad.