
La deuda pública sufrió un duro varapalo en el segundo trimestre de 2008. El incremento de las presiones inflacionistas obligó a los bancos centrales a desenterrar el hacha de guerra. Había que plantar batalla a la subida de los precios, y así lo hizo el Banco Central Europeo (BCE), que el 5 de junio anticipó sus planes de elevar los tipos de interés oficiales de inmediato.
A partir de ese momento, la deuda pública europea se llenó de ventas, con el consiguiente repunte de las rentabilidades, que suben cuando el precio de los títulos baja. Dicha reacción provocó el mayor incremento trimestral de los rendimientos desde 1994. En el caso español, la rentabilidad de los títulos a diez años pasó del 4,22 al 4,9% entre abril y junio, mientras que el bono alemán a una década, de referencia en la eurozona, repuntó del 3,89 al 4,62% en el mismo periodo.
Como esta evolución resultó de las ventas sufridas en el conjunto del trimestre, éste se saldó con unas duras caídas para los fondos de renta fija de la zona euro. De media, los 164 productos de esta categoría que se comercializan en España perdieron un 1,94% entre abril y junio. De hecho, sólo 14 saldaron el mes con alzas, en tanto que 72 encajaron descensos comprendidos entre el 2 y el 6,5%.
Nuevos pronósticos
Un balance, por tanto, nada positivo para unos productos que, a priori, tienen como principal característica la seguridad, una falsa idea a la que suele conducir la etiqueta de renta fija entre los inversores.
Sin embargo, el cambio de trimestre ha traído aires nuevos para la deuda pública europea. Aunque el BCE cumplió lo prometido el 3 de julio, día en que elevó el precio del dinero del 4 al 4,25 %, el mensaje que envió fue menos duro de lo previsto. Pese a que su presidente, Jean-Claude Trichet, reiteró que la estabilidad de los precios es el "objetivo prioritario" de la entidad, no mostró demasiadas prisas por volver a endurecer las condiciones monetarias de la región.
Este hecho ha obligado a los mercados financieros a rehacer sus pronósticos. "El mercado de bonos estaba valorando tres alzas de los tipos de interés -hasta el 4,75%-", afirma Stephan Isaacs, gestor de M&G, en referencia a que las expectativas acerca de los movimientos futuros del BCE se habían disparado.
En términos similares se pronuncian los analistas de Banif, que no dudan en recalcar la oportunidad que dicha situación ofrece: "En la zona euro seguimos pensando que la curva de rentabilidades descuenta un escenario excesivamente agresivo en términos de restricción monetaria, y por tanto, vemos valor particularmente en la parte corta de la misma -en los títulos entre uno y tres años-".
Vuelve el dinero
El arranque de julio avala esta hipótesis. Por el momento, el retorno de las compras ha provocado que la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a diez años haya bajado al 4,72 y el 4,44%, respectivamente. En el caso del rendimiento de los bonos a dos años ha pasado del 4,77 al 4,555 en España y del 4,59 al 4,385 en Alemania.
Para que esta tendencia tenga continuidad, lo cual propiciaría la recuperación de los fondos de renta fija de la eurozona, deberían cumplirse dos premisas: que, en efecto, el BCE confirme que no tiene intención de ir mucho más allá con la subida de los tipos -hasta el 4,5%-; y que la inflación, que en junio repuntó al 4% según las cifras provisionales, se frene y, por tanto, no obligue al BCE a aumentar con rapidez los intereses.
Si eso ocurre, la segunda mitad de 2008 podría ser de lo más fructífera para la deuda europea.