Fondos

La aversión al riesgo de los fondos universitarios provoca la deserción de algunos gestores

La crisis ha hecho que las universidades más tradicionales y poderosas de Estados Unidos, las englobadas dentro de la llamada Ivy League (Harvard, Yale y Princeton, junto a Brown y Darmouth) se vuelvan más conservadoras que nunca. Al menos, en lo relativo a la inversión.

El fondo universitario de Harvard, (del que la universidad logra alrededor del 34% de su beneficio anual) escaldado por la crisis financiera, se muestra reacio a incrementar su exposición al riesgo, a pesar de la mejora experimentada por los mercados estos meses. Y esto le está haciendo perder nombre de gran talento, asegura el diario Wall Street Journal.

Los más audaces desertan

Tanto Marc Seidner, jefe de renta fija estadounidense de Harvard Management (la compañía que gestiona el que es el fondo universitario más grande del país) como su compañero Michael Llondra han decidido abandonar las filas de la gestora. ¿El motivo? La negativa de Harvard Management de invertir en activos distressed, como bonos respaldados por hipotecas, tal como ellos habían propuesto. Los inversores que han apostado por los activos más golpeados por la crisis, como los títulos respaldados por créditos apalancados han conseguido rentabilidades de casi un 30% en los últimos meses.

"Harvard está gestionando activamente su mix de liquidez e inversión con un ojo puesto en el futuro", aseguró Jane Mendillo, jefa de inversiones del fondo. "Vemos algunas oportunidades hoy en día, y hemos invertido algo de dinero en nuestros mercados objetivo. Pero estamos manteniendo los porcentajes de liquidez altos para tratar de cazar las oportunidades que pueden surgir más adelante". Por primera vez en años, este fondo tiene pocas posiciones en hedge funds y un saldo positivo de cash.

Jugadores demasiado temerarios

La salida de Seidner y Llondra, que no es la primera ni será la última en Harvard, se ha producido después de que la prestigiosa universidad haya anunciado que vive uno de sus peores años en lo que respecta a rentabilidad. De hecho, ha pasado de reportar una rentabilidad del 14% anualizada a prever unas pérdidas superiores al 30% para el conjunto de su año fiscal, que finaliza este mes.

Durante los últimos años, estos fondos universitarios de élite han tenido políticas de inversión muy agresivas y se han movido con la teoría de que, como inversores a largo plazo, tendrían tiempo de maquillar las pérdidas eventuales con las fuertes ganancias que les reportaban sus temerarias apuestas de mercado. Pero la peor crisis desde la Gran Depresión les pilló cortos de liquidez y con gran cantidad de activos ilíquidos en cartera, mucho hedge fund y activos de capital riesgo. Como consecuencia, tuvieron que cancelar proyectos, recortar gastos, despedir a personal e incluso pedir financiación.

Ahora "todo el mundo está intentando equilibrar el deseo de tener mayor liquidez con el de aprovechar las oportunidades de inversión que se presentan. Ése es el reto", asegura Randy Livingston, jefe de finanzas de la universidad Stanford.

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