Fondos

Cuando la deuda pública se ahoga hay que volcarse en la corporativa

La inversión en deuda de los Estados no convence. A corto plazo, por su baja rentabilidad y a largo porque seguirá subiendo. Pero si es usted un inversor de renta fija ha de saber que la deuda corporativa pasa por su mejor momento, y éste tampoco durará mucho...

Poco más de seis meses. Esto es lo que le ha durado la alegría a los inversores que tras la quiebra de Lehman Brothers se lanzaron a comprar deuda gubernamental el único refugio que entonces existia. Pero llegaron las rebajas a la rentabilidad de estas emisiones y donde antes se podía conseguir un bono del Gobierno de EEUU a un año con un 2 por ciento de rentabilidad o una letra del Tesoro a doce meses al 4,64 por ciento de rentabilidad, ahora este tipo de títulos no logran alcanzar ni el 1 por ciento.

A largo plazo sucede todo lo contrario, el aumento del déficit de los Gobiernos como consecuencia de los planes de estímulo y de la emisión de deuda que están llevando a cabo ha disparado la rentabilidad del bono estadounidense hasta el 3,74 por ciento ya que la falta de demanda ha hecho caer su precio de manera considerable. ¿Qué significa esto? Que si se cumplen las expectativas agoreras de algunos gurús- Allen Meltzer, historiador de la Fed pronostica que la tasa de inflación en EEUU podría superar el 13 por ciento de 1970 y Mark Faber defiende que incluso podría alcanzar los niveles de Zimbabwe- las rentabilidades de estos títulos seguirán subiendo por lo que no parece la mejor idea comprar ahora mismo deuda pública a largo plazo.

Ante esta situación, los gestores no paran de repetir que donde hay verdaderas oportunidades ahora, y éstas disminuirán a medida que la situación crediticia se estabilice, es en la deuda corporativa. La sequía de crédito que ha azotado al mercado en los últimos meses es la culpable. Ante la imposibilidad de obtener financiación, las empresas han acudido masivamente a las emisiones de títulos con atractivas rentabilidades (cupones anuales) con el objetivo de captar financiación privada. De hecho, en el primer trimestre de este año se ha registrado un récord de emisiones de compañías no financieras, 112.600 millones de euros frente a los 30.000 millones del mismo periodo de 2008. "El volumen va a continuar y las empresas no pueden permitirse el lujo de tener una recepción poco entusiasta. Esto nos permite comprar emisiones de calidad con muy buenas condiciones", afirma Stephan Isaacs, gestor del fondo M&G Corporate Bond.

Pero, la situación, si bien podría mejorar a corto plazo, no lo hará tanto a largo. "Hay que aprovechar el momento porque los diferenciales de crédito- la brecha de rendimientos entre la deuda privada y la pública- se está estrechando ya, y de los 200 o los 300 puntos básicos actuales volverán a niveles próximos a los 30 o los 40 puntos básicos", afirma Eric Ollinger, consejero delegado de CapitalatWork.

Consulte la información completa en la edición de fin de semana de diario elEconomista

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky