
En 2012 ING fue pionero entre los grandes bancos globales a la hora de integrar dentro de su estrategia comercial la sostenibilidad. El banco neerlandés es uno de los líderes en la emisión de bonos verdes y sostenibles y al frente de este negociado en ING está Leonie Schreve, directora global de financiación sostenible. Para Schreve, estos temas están entre las primeras posiciones en la lista de prioridades tanto de inversores como de las compañías. Aun así, cree que todavía hay margen para mejorar y que para Europa será todo un reto lograr cumplir con los acuerdos de París.
¿Cómo ha cambiado la percepción de los inversores sobre la sostenibilidad en los últimos años?
Creo que fuimos el primer banco global que en 2012 integró la sostenibilidad dentro de la estrategia comercial. Desde entonces el mercado ha evolucionado. Se empezó con los bonos verdes, que todavía es un mercado relativamente pequeño en relación al global pero que ya está mucho más maduro y cada vez es más importante. También han crecido los préstamos verdes. La Comisión Europea está definiendo la taxonomía, viendo qué es sostenible -unos días después de la entrevista la CE ha publicado el documento-. Si logramos tener esos estándares se creará una onda expansiva en los mercados y se logrará que se entienda mejor, ya que la transparencia es crítica. Los estándares de calidad deben ser altos.
¿Cómo es posible medir el compromiso que tiene una empresa con la sostenibilidad?
Nosotros tenemos un programa que se conoce como los préstamos ligados a la sostenibilidad. Estos créditos no están unidos a una inversión verde en concreto, sino a la agenda de transición global de una empresa. Cuando cerramos la transacción medimos en qué punto se encuentra la compañía en estos términos y llegamos con ellos a un acuerdo sobre cuál sería un objetivo ambicioso al que llegar en un año. Si se consigue, la empresa recibe un descuento y si no una penalización.
En las reuniones con clientes, ¿hay más interés por el lado de los inversores o de las empresas?
Vemos que este tema ha llegado a la agenda de los clientes. Nosotros hace unos años teníamos un equipo que hablaba sobre sostenibilidad y les decíamos a los clientes que se reuniesen con él y ellos preguntaban que para qué. Ahora los inversores buscan que cada vez las empresas sean más verdes, la demanda de bonos es muy significativa... Desde la perspectiva de los accionistas también se pide cumplir con unos requisitos de ESG -objetivos medioambientales, de sostenibilidad y gobernanza-. También está en la lista de las compañías tener una buena calificación sostenible, porque puedes atraer a un abanico de inversores más amplio.
"Un buen rating en sostenibilidad suele conllevar un buen rating crediticio"
¿Puede una mejor sostenibilidad mejorar financieramente a una empresa?
Lo que vemos es que las firmas que tienen una calificación sostenible alta tienen también un buen rating de crédito. Si lo segundo es consecuencia de lo primero no es nuestro tema, pero es un buen indicador de que una empresa está bien dirigida. Si nos fijamos en lo que hacen las agencias de calificación, se ve que están trabajando más en la sostenibilidad. Es uno de los indicadores que puede medir el futuro que tiene una compañía, lograr una transición hacia la sostenibilidad es muy importante.
¿Cuál es el nivel de conocimiento que muestran con respecto a este tema los clientes en España?
El conocimiento y el sentido de urgencia que hay con ciertos temas climáticos es muy sensible en España. En España hemos visto crecer mucho el negocio y que hay mucha concienciación por parte de los clientes. Hemos hecho varios acuerdos con distintos sectores y se ve mucho apetito. En lo que va de año se han emitido 3.900 millones de euros en bonos verdes (150 millones de euros más que en todo 2018) y nosotros hemos participado en tres de las cinco emisiones realizadas en España.
¿Las compañías se están preocupando por este tema porque los inversores desean que lo hagan o porque realmente creen en ello?
Si me preguntas, yo creo que la sostenibilidad debe estar en el ADN para cualquier compañía que esté pensando en el futuro. Si solo lo haces porque otros quieren nunca estará completamente integrada.
¿Cómo de grande es este mercado y en qué temas hay espacio para mejorar?
Están los bonos verdes, los sostenibles, los sociales, etc. Hay potencial para los bonos de transición y mejora del ESG. Es un mercado que tiene potencial para empresas que buscan un cambio y una transición global. El tema es que los bonos verdes son más fáciles de identificar porque es algo muy tangible. Cuando vas al lado social, existen las definiciones, pero es algo más intangible.
¿Cuánto camino queda por recorrer en Europa?
Siempre hay margen para mejorar. A nivel general, si ves en Europa dónde estamos y dónde necesitamos estar para llegar a cumplir con los acuerdos de París será un reto significativo. En este sentido, nosotros tenemos el programa Terra. Tenemos el compromiso de que 600.000 millones de nuestro libro de préstamos esté alineado con los acuerdos de París. 300.000 millones de estos son para hipotecas y casas individuales. El reto está en la cartera de hipotecas ya existente. Nosotros tenemos un acuerdo en Países Bajos con una firma energética para mejorar la calificación energética. Queremos incentivar a los hogares para tomar acciones para mejorarlo. El proyecto está en una fase muy inicial, pero estamos estudiando expandir este acuerdo a otros países, ya que es fácilmente exportable a otros países donde pondríamos llegar a acuerdos con otras firmas energéticas.
"Este mercado aún es pequeño, pero cada vez tiene más importancia"
Ante la fuerte demanda de los inversores, ¿las empresas pueden lograr comprimir el cupón en sus emisiones?
Cada vez los precios son más ajustados. No podemos garantizar que pase, porque depende de que haya apetito, de cómo es la estructura del bono, si puede acceder a todos los inversores, etc. No podemos garantizarlo, pero hay potencial y lo hemos visto muchas veces.