El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, instó nuevamente al Gobierno estadounidense a aceptar el plan de rescate para incrementar el flujo de crédito, pero anticipó fuertes medidas de control para seguir la pista del dinero que será entregado a los bancos para reactivar los mercados estadounidenses.
Obama no escondió su desacuerdo con los numerosos retrasos en el Congreso a la hora de aprobar el llamado programa TARP (Troubled Asset Relief Program).
"Yo, como muchos otros, está decepcionado con la manera en la que se ha desarrollado el TARP", declaró en una entrevista concedida a la cadena estadounidense ABC. "Nos hemos dado cuenta de que no estamos rastreando el camino que sigue el dinero", añadió.