Francia celebra estas elecciones bajo el estado de emergencia que se decretó a raíz de la cadena de atentados perpetrada el 13 de noviembre de 2015 en París. El grupo terrorista Estado Islámico reivindicó dicho ataque, en el que perdieron la vida un total de 130 personas.
El Gobierno activó entonces la denominada 'Operación Sentinelle' (Centinela) para desplegar al Ejército en algunos de los lugares más sensibles de la geografía gala. La operación cuenta actualmente con unos 7.000 militares, si bien el ministro del Interior, Matthias Fekl, ha confirmado que 50.000 policías y gendarmes participarán en el operativo especial por las elecciones.
"No se descarta ninguna amenaza. Nuestro objetivo es permitir que el sufragio universal se exprese libre y serenamente", dijo Fekl el 16 de abril, un día antes de que dos personas fuesen detenidas en Marsella por preparar un atentado de forma inminente y cuatro antes de que los Campos Elíseos se convirtiesen en epicentro del terror.
El primer ministro, Bernard Cazeneuve, advirtió este viernes de que "nada debe entorpecer este momento democrático, fundamental para nuestro país". Lo cierto es que la Constitución sólo contempla el aplazamiento de unas elecciones "si, antes de la primera vuelta, uno de los candidatos fallece o se encuentra impedido", tal como reza el artículo 7.