
México acaba de concluir una de las reformas más ambiciosas que se han llevado a cabo durante el sexenio (legislatura) de Enrique Peña Nieto: la creación del Nuevo Sistema Penal Acusatorio (NSJPA). En cifras, un proceso que ha supuesto más de ocho años de trabajo de redacción y compilación, unos 21,000 millones de pesos (1,050 millones de euros) de inversión en la construcción de infraestructuras, más de 240,000 policías y elementos de seguridad capacitados en la primera fase, una reforma constitucional, la modificación de 21 leyes federales y de unas 350 leyes locales.
Se abre en el país azteca, no sólo un cambio de formas, sino de fondo. El nuevo Sistema Penal Acusatorio garantiza la presunción de inocencia y está basado en los juicios orales que buscan darle más agilidad a procesos que podían durar años. Se trata de una 'sacudida' radical de la mentalidad y la cultura de "la culpabilidad hasta que se demuestre lo contrario" como mencionó el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Luis María Aguilar.
La nueva forma de impartir justicia penal en México se basa tanto en el respeto a los derechos de la víctima como a los del imputado, donde prima la presunción de inocencia y donde se asegura un proceso legal, justo y apegado al respeto a los derechos humanos de todos los involucrados en el procedimiento.
"Damos un paso decisivo para brindar a la sociedad una justicia más cercana, transparente y eficaz", dijo Enrique Peña Nieto, durante la ceremonia de inauguración de la nueva ley. "El sistema de justicia es un sistema vivo, en constante transformación y evolución. En la fase de consolidación requeriremos de la voluntad, compromiso y del estado mexicano en su conjunto", apuntó el presidente mexicano, realizando un especial llamado a los poderes legislativo y judicial, a los gobiernos locales, a la academia y a las organizaciones civiles para "mantener la causa de la justicia penal como una prioridad nacional".
El NSJPA supone un giro de 180 grados respecto al sistema inquisitivo que existía. Con más de 100 años de antigüedad, la antigua justicia penal mexicana bebía directamente del código napoleónico de 1808 basado en el concepto de castigo. A partir del 18 de junio y con la implementación final en los estados de Baja California, Tlaxcala y Oaxaca, se produjo la instauración del nuevo sistema 100% y que a partir de ahora debe comenzar a rodar y a perfeccionarse en los diferentes estados de la república.
Según el presidente de la Suprema Corte, la sociedad mexicana ha pagado un precio muy alto debido a "la impunidad y a la pérdida de confianza en la impartición de justicia y que ahora se busca resarcir, gracias a la nueva Reforma de Justicia Penal (...) La sociedad que no cambia, muere", afirmó.
Novedades en la forma y el fondo
Con el NSJP la confrontación y la rapidez son parte de sus características. A este nuevo modelo también se le conoce como sistema acusatorio adversarial, ya que la acusación y la defensa se efectúan a través de una confrontación de pruebas y argumentos del imputado y la víctima. Otra de sus particularidades es que es oral. El juicio se lleva a cabo en un debate hablado y siempre en presencia de un juez. De acuerdo con información del portal gubernamental gob.mx, también establece nuevas figuras para garantizar que los procesos no sean tan largos y se realicen con transparencia y eficiencia donde la policía, el Ministerio Público y un perito son los primeros en llegar al lugar de los hechos. La víctima, por ejemplo, es la persona que sufre un delito y tiene derecho a que la autoridad preserve su integridad física. Con el nuevo sistema además, puede participar en la investigación y en el juicio, así como intervenir directamente en el desarrollo del proceso.