
Un tribunal de Bahréin ha ordenado la liberación del destacado activista Nabil Rayab, presidente del Centro por los Derechos Humanos de Bahréin (BCHR), hasta la celebración en enero de una nueva vista sobre su caso por insultos a las autoridades a través de la red social Twitter.
En sus primeras palabras tras su liberación, Rayab ha destacado que continuará su lucha por la democracia en el país, al tiempo que ha denunciado la política de las autoridades de acosar a los activistas del país.
"No hay regateos con mi trabajo en favor de los Derechos Humanos. La lucha por la justicia y la democracia tiene que continuar", ha manifestado, antes de recalcar que "no se puede conseguir justicia sin un coste".
"Mientras hablo hay miles de personas encarceladas. Muchas de ellas son activistas que han sido acusados de terrorismo, y muchos otros activistas está fuera del país", ha dicho, en una entrevista concedida a la cadena de televisión rusa RT.
"Los activistas son el objetivo del Gobierno y las instituciones. Somos forzados a permanecer en silencio. Somos silenciados porque el Gobierno no quiere que hablemos, no quiere que critiquemos a las instituciones, que han sido responsables de múltiples violaciones de los Derechos Humanos", ha agregado Rayab.
Así, ha afirmado estar "pagando el precio por hablar, por escribir, por monitorizar las violaciones de Derechos Humanos en el país". "A lo que me enfrento es lo mismo a lo que se enfrentan cientos de activistas. Hay mucha gente en la cárcel por un 'tuit' o por críticas publicadas en diarios y en Internet", ha lamentado.
"Gracias a Dios soy más conocido que otros, pero desafortunadamente nadie conoce a todas esas otras personas. Pido a la comunidad internacional que sea consciente de las violaciones de los Derechos Humanos en este país y deje sus intereses de lado", ha solicitado.
Respecto a sus condiciones de encarcelamiento, Rayab ha asegurado haber permanecido en aislamiento, sin poder unirse a otros presos políticos. "Me han retenido lejos de otros presos, generalmente con extranjeros y trabajadores migrantes que estaban allí unas horas o uno o dos días", ha remachado.
El activista, fundador del BCHR, permaneció encarcelado entre julio de 2012 y mayo de 2014 tras ser condenado a tres años por participar en tres manifestaciones en la capital, Manama, pena que fue posteriormente reducida a dos años de prisión.