
El Papa Francisco hizo un llamado urgente a acabar con la devastadora guerra civil en Siria y en una intervención improvisada condenó a la industria de armas en el inicio de su primer viaje a Tierra Santa como pontífice.
En Jordania, Francisco insistió reiteradamente en la necesidad de superar las diferencias y exigió una paz duradera en Oriente Medio.
Primero entregó el mensaje en un discurso en un palacio real, luego en una misa al aire libre y finalmente en una iglesia cerca del Río Jordán, donde suplicó por una solución política al "lacerante" conflicto sirio y al fin de un comercio de armas que, según dijo, fomenta la guerra.
"Ojalá que la violencia termine y que la ley humanitaria sea respetada (...) asegurando la tan necesaria ayuda para aquellos que están sufriendo", dijo. "Ojalá que todas las partes abandonen el intento de resolver los problemas con el uso de armas y retomen las negociaciones", agregó.
Más de 160.000 personas han muerto por el conflicto en Siria y millones han sido desplazadas a países vecinos, entre ellos Jordania.
Las negociaciones de paz por Siria colapsaron en Ginebra hace tres meses y no hay perspectivas inmediatas de que vayan a reanudarse, en momentos en que los enfrentamientos continúan entre las fuerzas del presidente Bashar al-Assad y los rebeldes.
"Ojalá Dios transforme a aquellos que tienen proyectos de guerra. Ojalá transforme a los fabricantes y traficantes de armas para que puedan convertirse en pacificadores", dijo el Papa en un texto preparado de sus declaraciones.