El Granada complicó un poco más las posibilidades de permanencia del Deportivo (0-3), que terminó siendo abucheado por su propia afición en Riazor después de hundirse psicológicamente tras el tanto en propia puerta de Marchena y la sentencia de Ighalo.
El Granada se propuso desde el primer minuto el objetivo de jugar con el nerviosismo del Deportivo, con la clara idea de dejar pasar el tiempo, mantener la cabeza fría y tratar de aprovechar los errores que pudiera cometer el equipo coruñés.
El aparente dominio del Deportivo en la primera media hora no se traducía en ocasiones, a pesar de los esfuerzos de Salomão, una de las novedades en la alineación titular, que siempre dio la sensación de ser el jugador blanquiazul más incisivo.
Si el Granada buscaba un error de su rival, éste no tardo en llegar, a los 22 minutos, en un mal pase atrás de Paulo Assunçao, que dejó un balón dividido entre Aranda y Aranzubía, pero Ighalo no fue capaz de aprovechar el posterior rebote, con el guardameta fuera de la portería, y su vaselina se marchó desviada.
El Deportivo también tuvo su oportunidad de adelantarse a la media hora de juego, en una arriesgada salida de Toño, pero Marchena se vio con poco ángulo, en un lateral del área grande, y su remate se marchó por encima de la portería.