
Líderes de las Américas estaban reunidos este domingo para debatir en su último día de sesiones si dejan participar a Cuba en futuras cumbres de las Américas o si ésta será su última cita hemisférica junto a Estados Unidos y Canadá.
Además de encarar esta herencia de la guerra fría, los presidentes han puesto sobre la mesa un tema clave para el futuro de la región: por primera vez se discuten alternativas a la guerra contra las drogas lanzada por Estados Unidos en 1971 y centrada en la interdicción, que no ha disminuido ni la producción ni el consumo y ha dejado cientos de miles de muertos en América Latina y el Caribe.
La presión que ejercen desde hace años países como Venezuela o Ecuador por el ingreso de Cuba a las cumbres ganó fuerza en el encuentro realizado en el puerto caribeño de Cartagena, donde el anfitrión, el colombiano Juan Manuel Santos, pidió que ésta sea la última cita sin Cuba, un reclamo apoyado por el resto de los países latinoamericanos y caribeños.
La Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA, integrada por Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Antigua y Barbuda y San Vicente y Granadinas) anunció que no participará en otra cumbre sin Cuba.
Cuba fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962, y nunca ha participado en una Cumbre de las Américas. Su expulsión fue suspendida por la OEA en 2009, pero Cuba ha rechazado retornar a la Organización.
A su vez, el planteo realizado por el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, para despenalizar el consumo de estupefacientes --apoyado por los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ernesto Zedillo y Vicente Fox (México) y César Gaviria (Colombia)-- era debatido a puertas cerradas.
Ningún otro mandatario se ha declarado a favor de la legalización de las drogas, pero varios de ellos, como Santos, han indicado que es necesario un debate y la creación de un grupo de expertos que estudie alternativas.
Obama también se declaró el sábado a favor de un debate que considere no sólo el tráfico sino la demanda estadounidense y el flujo de dinero y armas hacia el sur.