La canciller alemana, Angela Merkel, espera que los líderes europeos elaboren un "plan de trabajo" para Grecia en la cumbre del próximo domingo 23 de octubre, que probablemente incluya una misión permanente de la troika (BCE, FMI y CE) para supervisar la evolución de la deuda de Grecia y sus planes de ajuste, según fuentes de su partido CDU.
No obstante, pese a la propuesta de Merkel, desde Bruselas se ha desmentido que se esté planeando una mayor intervención en el Gobierno heleno. Los enviados de la Comisión Europea aseguran que no pueden asumir las competencias del Ejecutivo griego.
"Ese escenario jamás ha sido contemplado por la Comisión", ha asegurado a Reuters un portavoz de la Comisión Europea. "La Comisión jamás ha recibido una solicitud semejante de un estado miembro", apunta la misma fuente, tras rumores que revelaban que algunos países habían pedido que el Ejecutivo comunitario tuviera más poder en Grecia.
Merkel también espera que en la cita europea se busquen fórmulas para garantizar que el fondo de rescate se use de forma efectiva, si bien descarta apalancar el fondo a través del Banco Central Europeo, informa Reuters.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha reclamado "maximizar la capacidad" de este fondo de rescate para frenar el contagio de la crisis de deuda. Pero no ha explicado cómo hacerlo, aunque la Comisión ha defendido en anteriores ocasiones recurrir al apalancamiento.
Fuentes del CDU presentes en el encuentro con la canciller también han señalado que esperaban que la cumbre sirva para alcanzar un acuerdo que permita enviar a los tribunales a los países que no cumplan en materia de déficit.
El refuerzo del fondo de rescate tras el visto bueno de todos los países de la Eurozona, la recapitalización de la banca o la probable ampliación de la quita griega son algunos de los asuntos que se debatirán este domingo. Los líderes europeos parecen estar resueltos a encontrar una "solución contundente" para la crisis en Grecia. Ésta debe incluir el pago de la ayuda urgente de 8.000 millones de euros, a la que los supervisores internacionales ya han dado el visto bueno, y la aplicación del segundo plan de rescate con la participación del sector público y de la banca.