Unos 300 turistas, en su mayoría europeos y japoneses, seguían bloqueados el miércoles en Puno, cerca de la frontera entre Perú y Bolivia, por una protesta antiminera de miles de personas que tomaron hace 16 días la ruta que une a los dos países.
La protesta, a la que se sumaron campesinos bolivianos, se radicalizó el martes con la llegada de miles de personas concentradas en la plaza de armas de la ciudad de Puno, de 120.000 habitantes, donde pernoctaron.
"Los 300 turistas que tenemos en la zona, básicamente europeos y japoneses, están incomunicados, no pueden trasladarse, no pueden salir; el puerto en el lago Titicaca (en Puno) ha sido tomado", dijo Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo de Perú.