El nuevo Código Penal chino ha reducido de 68 a 55 el número de delitos castigados con la pena de muerte retirando de la lista delitos como la falsificación de facturas, sacar del país animales en peligro de extinción o sus productos derivados o el contrabando de metales preciosos, todos ellos delitos ajenos a la violencia física.
Igualmente deja de estar penado con la muerte el robo y contrabando de antigüedades, las actividades fraudulentas con productos financieros como letras de cambio o enseñar métodos delictivos.
Ya en 2007 se limitó la aplicación de la pena de muerte haciendo obligatorio que todos los casos en los que se condenara a la pena capital fueran revisados por el Tribunal Popular Supremo.
China es el país con más condenas de este tipo del mundo, y sólo en el año 2008 se dictaron penas de muerte contra al menos 7.000 personas y se ejecutó a 1.718, según datos de Amnistía Internacional. La nueva política será presentada previsiblemente durante una cumbre mundial sobre la pena de muerte que se celebrará este mes en Ginebra y en la que China centrará gran parte de las discusiones.