Cuando Melanie Holtkotter, de 29 años, quiere dar un aire nuevo a su armario, lo hace desde la comodidad de su casa en Lippstadt, Alemania, en lugar de ir de compras por las tiendas del centro, un indicio de la dura competencia que tienen por delante las marcas de moda estadounidenses ya establecidas online.
"Es fácil navegar y comparar artículos o incluso diferentes marcas", dijo Holtkotter, ex empleada de seguros. "Puedo dedicar tiempo a elegir, los artículos me los mandan a mi casa y siempre puedo devolverlos".
La compra online está de moda, y cuando dos de las principales marcas de la denominada "fast-fashion" lanzaron sus páginas web a finales del año pasado, las tiendas de ropa europeas alcanzaron velocidad de crucero, y elevaron el listón para colegas estadounidenses como Abercrombie & Fitch y la matriz de Victoria's Secret, Limited Brands.
