Los sindicatos portugueses pretenden detener el país este miércoles a través de una huelga general, pero aunque la convocatoria fuese un triunfo, el paro seguramente no influya en los planes de austeridad del Gobierno socialista para atajar la deuda.
Las protestas en los países que han hecho fuertes ajustes se han sucedido desde el comienzo de la crisis. Los portugueses no aceptan los presupuestos para 2011 que contempla una bajada del sueldo a los funcionarios de un cinco por ciento, y la congelación de las pensiones.
"Nos están robando. Si no hacemos nada, se nos despojará de lo que todavía tenemos. Esta política es dañina", declaró Francisco Fonseca, de 50 años, un profesor de un colegio público de secundaria en Lisboa que acudirá a las protestas.
La deuda y el déficit presupuestario de Portugal son muy inferiores a Irlanda y Grecia, los países que han pedido el rescate financiero a los miembros de la Unión Europea. Aunque los economistas dudan si el rescate de Irlanda detendrá a los mercados de poner como objetivo a Portugal, o prevendrá que los países de la UE no paguen las fuertes deudas contraídas a largo plazo.