El índice VIX, indicador que mide la volatilidad del S&P 500 estadounidense y que se utiliza como termómetro del miedo global, está haciendo gala, paradójicamente, de un alto nivel de volatilidad.
Tras días de fuertes repuntes y correcciones, hoy el VIX se ha llegado a disparar alrededor de un 17%, hasta los 23,59 puntos, un nivel que no alcanzaba desde febrero de 2010, aunque ha tentado en pasadas sesiones, sobre todo por las incertidumbres que la situación de Grecia ha sembrado en los mercados.
Según Dean Curnutt, fundador de la firma de asesoramiento sobre opciones Macro Risk Advisors, en los últimos meses se captan señales mixtas en cuanto a la volatilidad. Por un lado, el VIX cayó a mediados de abril al nivel previo a la crisis de crédito, lo que indica que los inversores no esperaban que se produjera ningún contratiempo en la renta variable. Al mismo tiempo, los riesgos para el sistema financiero estadounidense permanecen, por el excesivo endeudamiento y la retirada de estímulos
Esta dicotomía se parece a la situación de 2006, cuando la inflación permanecía en niveles relativamente bajos pese a las tensiones que creaba en el mercado de crédito la burbuja inmobiliaria. Y Curnutt teme que las fuerzas que han provocado el rally del mercado sean las mismas que lo hagan descarrilar. "Estos déficits estructurales no pueden continuar", sentencia.