La segunda gran tormenta de nieve en menos de una semana comenzó a precipitarse el martes a la zona de Washington D.C., paralizando por tercer día laborable consecutivo las actividades del gobierno federal.
Las topadoras aún no acababan de limpiar las calles, los trabajadores de compañías generadoras se esforzaban para restablecer el servicio eléctrico y las palas escaseaban.
Ahora, muchos se preguntan si existe la posibilidad de que estas nevadas obliguen a que buena parte de los 230.000 empleados del gobierno federal se tengan que quedar en sus casas por una buena parte de la semana. Si la respuesta es afirmativa, se abre otra pregunta: ¿alguien se dará cuenta?.