El estadounidense Dwight Phillips conquistó su tercer título mundial de longitud con un salto de 8,54 aprovechando el gran fiasco del panameño Irving Saladino, defensor de la corona y actual campeón olímpico, que no fue capaz de hacer un solo salto válido en tres intentos.
Setenta y tres años después de la victoria olímpica de su compatriota Jesse Owens en este mismo estadio, Phillips ha resucitado cuando su carrera deportiva parecía haber emprendido el declive.
El sudafricano Godfrey Mokoena, subcampeón olímpico y actual campeón del mundo bajo techo, animó la competición con un salto de 8,47 en la segunda ronda para que Phillips no se durmiera en los laureles, pero ya no mejoró en intentos sucesivos.