Los ejecutivos de General Motors (GM) y de Chrysler, dos empresas en bancarrota, afirmaron hoy ante un Senado escéptico que el cierre de más de 2.000 concesionarios y el despido de miles de empleados es algo "difícil y doloroso", pero clave para su supervivencia a largo plazo.
El presidente y principal ejecutivo de GM, Fritz Henderson, y el presidente de Chrysler, James Press, acudieron hoy ante el Comité de Comercio del Senado para explicar los planes de viabilidad de ambas empresas y cómo piensan ayudar a los concesionarios afectados por el cierre.
La quiebra de ambas empresas pone en riesgo a concesionarios que, en su conjunto, emplean a más de 100.000 personas en todo el país. El proceso de reestructuración es "difícil y doloroso", pero contribuirá a la viabilidad de GM y a su meta de tener "menos concesionarios, pero más fuertes", afirmó Henderson al inicio de la audiencia, repleta de periodistas y representantes del sector.