
En la política española parece haberse instalado la ley del embudo: lo ancho para mí y lo estrecho para tí. Así está pasando con la formación del nuevo Gobierno en Andalucía, donde el PP ha hecho una doble alianza con Ciudadanos y otra con Vox. Para la izquierda en general y para el PSOE en particular es el "pacto de la vergüenza", dando a entender que el único pacto posible es el que ellos puedan hacer con Podemos, con los independentistas y con Bildu.
Es cierto que Santiago Abascal y otros dirigentes de Vox dicen cosas que ponen la piel de gallina, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Ninguno de los puntos alcanzados con el PP rechina, ni pone en peligro la democracia, ni la Constitución. Mucho más peligroso es lo que dicen y hacen los independentistas catalanes, por no recordar la historia de muerte que lastra al llamado movimiento de liberación vasco. Tampoco hay que echar en saco roto lo que propugna Pablo Iglesias y demás dirigentes de Podemos, que quieren ocupar los puestos clave de un hipotético gobierno progresista. Vox nunca va a mandar, pero Podemos sí, y pretende imponer propuestas que volverían a abrir las heridas entre las dos Españas. Sánchez tendría que explicar por qué cree que buscar el apoyo por parte del PP de la ultraderecha es más peligroso para la democracia que pactar con la ultraizquierda o con quienes intentaron subvertir la Constitución por la fuerza. Para echar a Rajoy vale cualquier cosa, pero para echar a Susana Díaz no sirve nada. El argumento de que Podemos quiere ampliar derechos mientras Vox quiere recortarlos es un argumento que repugna la razón.
En realidad, Podemos y Vox son la cara y cruz de una misma moneda. Ambos son nacionalpopulistas y utilizan los mismos métodos para alcanzar el poder y terminar con el llamado "Régimen del 78". A ninguno de los dos les gusta la Constitución, ni la democracia liberal, ni los valores defendidos por la ilustración. Como puso de manifiesto D.W. Griffith en su película Intolerancia (1916) este tipo de actitudes siempre han estado presentes entre los seres humanos a lo largo de la historia. Da lo mismo la ideología, tanto la derecha radical como la ultraizquierda han provocado mucho dolor a los demás con sus intransigencias.