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¿Conflicto sobre el futuro de Cataluña?

  • ¿Qué responsabilidad tuvo el Estado en las decisiones de los separatistas?
Reunión de Pedro Sánchez y Quim Torra en La Moncloa. Foto: Efe.

La reunión entre Sánchez y Torra acabó con una nota oficial de la Generalitat, sin fecha, con el siguiente título: Comunicat conjunt dels Govern [sic] català i espanyol, en el cual se señala lo siguiente: "Coinciden en la existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña". Dejando aparte la deplorable sintaxis del comunicado conjunto, lo más original del documento es la reaparición de "conflicto" en el lenguaje oficial.

Al identificar ahora lo ocurrido como "conflicto sobre el futuro de Cataluña", lo que se plantea en el comunicado es la necesidad de una negociación, lo cual reclama la apertura de espacios de diálogo, pero dialogar y negociar solo tiene sentido cuando las dos partes en conflicto se reconocen responsables del mismo. En otras palabras, al firmar el documento, el Gobierno admite que el Estado es también responsable, y uno se pregunta: ¿qué responsabilidad tuvo el Estado en las decisiones tomadas en Cataluña por los separatistas durante los meses de septiembre y octubre de 2017? Decisiones contra la Constitución y contra las leyes que tomaron, "en nombre del poble catalán," quienes representaban al 47,7% de los votantes en las previas elecciones autonómicas.

Y uno se vuelve a preguntar: ¿por qué les gusta tanto a los separatistas la palabra "conflicto"? Ustedes recordarán que en el País Vasco también existía un "conflicto", un conflicto que desapareció ipso facto el día en que ETA dejó de matar. Y en Cataluña pasará lo mismo el día que los separatistas catalanes abandonen la locura unilateral y vuelvan a obedecer las leyes. Aclaremos de una vez que este llamado proceso, durante el cual los separatistas han asaltado el Estado, no puede acabar en un armisticio sin vencedores ni vencidos. Aquí ha de haber vencidos, y no pueden ser otros que los separatistas.

Mientras eso no ocurra, seguiremos soportando "el día de la marmota" acompañado por un diálogo, pero de besugos. El último ejemplo de esa besuguez se vio a los pocos días de la reunión "bilateral" en Barcelona. Con tan alta ocasión, el ínclito Miguel Iceta hizo una propuesta (que hubiera sido razonable en un contexto de normalidad) consistente en un toma y daca: el PSC apoyaría en el Parlamento catalán los presupuestos que el Gobierno de Torra presentara allí siempre y cuando los separatistas apoyaran en las Cortes los presupuestos de Sánchez.

Respuesta de Torra: "¿Están ya en libertad los presos políticos?, ¿pueden volver a Cataluña los exiliados políticos? No. Pues entonces no aprobaremos los Presupuestos del Estado".

La negativa merece un breve comentario. ¿Cree este cabestro que Sánchez, por sí y ante sí, puede sacar a los golpistas de la cárcel y hacer regresar a los fugitivos de la Justicia?

Al parecer, no ha entendido aún que en España existe la división de poderes. ¿De verdad este tarado se cree, como suele afirmar, que España vive aún bajo el franquismo?

Dialogar con semejantes individuos es inútil, y para el PSOE políticamente mortal.

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