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La natalidad y la economía española

Foto: Pixabay

Un excelente trabajo del profesor Iglesias de Ussel, titulado La caída de la natalidad en España: aproximación a sus causas, estaba acompañado de un gráfico muy interesante sobre el número de nacimientos que tuvieron lugar en España, anualmente, desde 1900 a 2005. Y nada más contemplarlo se percibe algún tipo de vinculación, incluso en ocasiones bastante fuerte, con la realidad económica vivida por España en ese periodo. Veamos esos enlaces.

De 1900 a 1915, se observan las consecuencias derivadas de la crisis de 1898, que las complicaciones de la vida política española no habían conseguido superar. La síntesis en mi obra Cien años de economía española (Encuentro, 2009) se señalaba así en la página 63: "El desastre de Ultramar también tenía un paralelo en la economía", con un ciclo especialmente deprimido, que existió a partir de 1897 y que continuó, durante el paso de la Regencia de María Cristina, hasta el inicio del reinado de Alfonso XII, en 1902. Debemos relacionar esto con el dato de que en ese período existe un incremento en la urbanización y emigración del campo hacia las zonas industriales y de servicios, con el complemento de un incremento en la tensión social -por ejemplo, esto es bien palpable en Barcelona- todo lo cual ayuda a que la caída en la natalidad prosiga hasta el inicio de la I Guerra Mundial. Ésta, de 1914 a 1918, provocó un incremento claro en ese proceso de abandono de las zonas rurales y encaje en otros planteamientos, muy exigentes, en zonas industriales y de servicio.

Se había iniciado a partir de 1914 un incremento en la actividad económica, que a pesar del choque general por el fin de la contienda y, tras unas importantes decisiones de Cambó, con el amparo político de Maura, en 1921 y 1922, gracias a una fuerte subida de los aranceles y a una reforma -indudablemente inflacionista- del sistema bancario, generan cierto impulso a la actividad que se consolida gracias a las medidas expansivas de la Dictadura de Primo de Ribera. Recordemos la política de obras públicas, la paz social conseguida con la colaboración del partido socialista y la liquidación práctica del anarcosindicalismo, y la conclusión victoriosa de la guerra de Marruecos. Esta expansión llega hasta 1930. Coexiste con un incremento y mantenimiento muy claro del número de nacimientos. El Gobierno de Primo de Ribera concluyó en 1929.

Y he ahí que, desde 1929 a 1940, nos encontramos con una etapa de derrumbamiento de la economía, al enlazar la crisis económica mundial, la pésima política española y la guerra civil. Según las cifras de Jordi Maluquer de Motes en su obra España en la economía mundial (Tecnos, 2010), el PIB por habitante en 1930 era de 4.436 euros, y en 1940 de 3.149. Coexiste esta crisis, junto con otros factores, con un fuerte descenso en la natalidad.

Y a partir de ahí aparece un profundo, y progresivamente muy consolidado, proceso de fuerte desarrollo económico. La cifra del PIB por habitante de 1930 logró superarse en 1956, y en 1974 alcanzaba los 12.457 euros.

Después de ese año surgen todo un conjunto de complicaciones económicas que afectaron, como todos sabemos, a los procesos dominantes de la economía en la Transición, a partir del triple impacto generado por la aparición del choque petrolífero, de una muy seria crisis bancaria y, finalmente, de un trastorno social notable, mostrado por un incremento notable en el número de horas de trabajo perdidas como consecuencia de las huelgas, así como del incremento salarial muy fuerte que provocó no solo tendencias inflacionistas sino también cifras muy altas de desempleo. El PIB por habitante de 1974 de 12.457 euros subió hasta 1999 -gobiernos de Leopoldo Calvo Sotelo y Felipe González-, alcanzando los 20.208 en 1992. Sin embargo, la natalidad se derrumba con claridad. Es el momento en que es preciso abandonar, como exclusiva, la explicación económica. Precisamente es necesario refugiarse en los trabajos de los sociólogos, como es el caso del citado profesor Iglesias de Ussel.Pero inmediatamente no se puede abandonar el enlace con el incremento con renta por habitante que late detrás de la alteración de una serie de valores que fueron capaces de impulsar la actividad económica a partir de 1995 y, sobre todo, con el Gobierno de Aznar. ¿Esto es lo que explica el incremento de la natalidad de 2000 a 2005? ¿O se debió a algo más?

Lo expuesto muestra el peso de la economía en relación con la natalidad. Es importante porque, en estos momentos, España no puede dejar a un lado el serio problema de la baja en los nacimientos, que mostrará en el futuro la ausencia de población activa.

Es necesario este enlace de lo económico, lo social y, si se me apura, del conjunto de valores que se están vieniendo abajo, derivados de las circunstancias económicas que señaló Keynes en La economía política de nuestros nietos, amén del incremento del fenómeno de la masificación expuesto por Ortega en 1930.

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