
Evitar los impuestos es el único esfuerzo intelectual que tiene recompensa". Esta célebre cita no es de Pedro (ni Duque, ni Sánchez), sino de John, Maynard Keynes para más señas. Claro que Keynes se refería a evitar "legalmente" los impuestos (tax avoidance), y no a evitar ilegal y deliberadamente su pago (tax evasion). Esta distinción elemental es algo que parece haberse olvidado en los diversos escándalos sanchistas de ministros e impuestos.
El famoso listón ético de Pedro Sánchez con su Ejecutiva lo estableció en un plató de televisión, cuando afirmó que cualquiera que hubiese utilizado una sociedad interpuesta para pagar la mitad de los impuestos de lo que le correspondía, estaría fuera de su equipo en 24 horas. El pasado lunes, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, señalaba que este listón ético no era para ministros, sino para militantes del PSOE, y que el ministro de Ciencia, Pedro Duque, era independiente.
El primer reproche que se debe hacer a Sánchez, Duque y Ábalos es que, por favor, dejen de tomarnos a todos por tontos. Nadie monta una sociedad a la hora de comprar una propiedad para recibir cartas porque está fuera: para eso, lo que se hace es contratar a un gestor. Por supuesto, nadie monta una sociedad con la idea de pagar más impuestos, sino menos, salvo que haya otra finalidad aún peor. De hecho, hay quien crea una sociedad inactiva en un paraíso fiscal para ocultar su identidad, aunque a veces esto suponga, paradójicamente, pagar más tasas, pero nadie lo hace para luego figurar como administrador en el Registro Mercantil, que es el caso de Pedro Duque.
Recordemos lo evidente: crear una sociedad es libre y legal. Además, nadie está obligado a pagar más impuestos de los legalmente exigibles, pero tampoco puede defraudarlos. Y si un contribuyente tiene una opción, nadie sensato espera que tome decisiones que le perjudiquen. Por ejemplo, todos los casados eligen la opción de tributación entre individual y conjunta en función de cuál es la más beneficiosa para ellos, no para Hacienda. Incluso los programas de Hacienda lo hacen por defecto.
Ahora bien, una vez creada una sociedad, hay que pagar correctamente, tanto el IRPF como el Impuesto de Sociedades. Esto no lo hizo el exministro de Cultura Màxim Huerta, y por esa razón dimitió, o le hicieron dimitir, como se le escapó a la ministra de Hacienda en el Congreso.
El problema no era que hubiese creado una sociedad, sino que no hubiese pagado, hasta que se los exigió la inspección de Hacienda, los impuestos correspondientes. Por supuesto, no le libró de la dimisión no ser militante del PSOE, porque su problema de legitimidad moral para exigir los impuestos a los demás contribuyentes estaba en su condición de ministro.
En la actuación del exministro socialista Huerta había dos prácticas "discutibles": en primer lugar, no retribuir su trabajo a su sociedad instrumental a precios de mercado. Esto le permitía tributar por el impuesto de sociedades, al 25 o 30%, en lugar de hacerlo por el IRPF. En segundo lugar, había deducciones de gastos personales, los gastos de su vivienda vacacional, que no son gastos necesarios para obtener los ingresos. Por esa segunda razón, además, la tributación era todavía más reducida. No existe ninguna norma ni práctica fiscal que permita, legalmente, deducirse gastos personales que no son necesarios para obtener los ingresos.
¿Estamos en el caso de Duque ante un caso similar? Creemos que Pedro Duque debe despejar dudas, y, por eso, desde Ciudadanos hemos solicitado la comparecencia del ministro de Ciencia en el Congreso. Duque señaló el pasado jueves que había pagado todos los impuestos que correspondían. Sin embargo, la cesión de bienes (por ejemplo, una casa) a los socios de una sociedad hay que declararla y contabilizarla a precios de mercado, por exigirlo así el artículo 18 de la Ley del Impuesto de Sociedades. En el Registro Mercantil no había rastro de eso que el propio ministro Duque denominó "autoalquileres". Por otra parte, también hay gastos en la sociedad derivados de bienes de utilización personal, las viviendas, en ejercicios donde no se obtienen ingresos. Incluso, en los ejercicios donde hay ingresos declarados, la tributación de la sociedad parece reducida.
Los administradores de la sociedad son el ministro Duque y su mujer (en la actualidad embajadora de España), que por lo tanto son los responsables de la tributación de la sociedad patrimonial. Creemos, desde Ciudadanos, que no basta con que el ministro dijese el viernes que podía haber errores en sus declaraciones, sino que le debe una explicación a todos los españoles en el Congreso, la Cámara ante la que responde el Gobierno por su responsabilidad política. Un mínimo de ejemplaridad exige no tomar a los españoles por tontos, no mentir, y, sobre todo, demostrar que se cumple con las leyes. Y también son leyes las antipáticas leyes fiscales, que se exigen a todos los españoles.
El doctor Sánchez puede hacer demagogia exigiendo dimisiones por actuaciones legales de otros, mientras mira hacia otro lado ante presuntos delincuentes (jaleados, parece, incluso por alguna de sus ministras), pero los españoles no se merecen este espectáculo, sino explicaciones y ejemplaridad.
Por supuesto, los españoles se merecen también poder decidir su Gobierno, y que ese Gobierno pueda gobernar en lugar de limitarse a hacer anuncios. Aunque, últimamente, el doctor Sánchez tiene tantas vías de agua abiertas que no tiene tiempo ni para dedicarse al postureo. Pero eso pasa porque el propio doctor Sánchez asuma su responsabilidad y llame a los españoles a las urnas, algo que debería haber hecho ya, pero que acabará llegando.