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EEUU y el milagro del 87% en bolsa

  • "Compre antes de que obre el 'milagro' del 87% y el mercado empiece a subir"
  • "Europa imitará a Estados Unidos y España se comportará igual"

Tras varios meses de agitación política-incluido el cambio de Gobierno en España-, el otoño se prevé tranquilo en Europa. ¿Nos vamos a aburrir? No, mire lo que va a pasar en EEUU. Las elecciones legislativas de noviembre arrojan dudas sobre su posible impacto en el mercado alcista que disfrutamos.

El Congreso de EEUU, como sucede en las Cortes Generales españolas, está formado por dos cámaras. Los 435 diputados de la Cámara Baja, es decir, la Cámara de Representantes -como el Congreso de los Diputados español, pero con menos poder- se someten a votación cada dos años, en noviembre; la Cámara Alta, el Senado, está formada por dos senadores de cada estado. El mandato de los senadores dura seis años y en 2018 se eligen 35 escaños.

Las filas republicanas del presidente Trump controlan por un estrecho margen ambas cámaras, pero podrían perder esta ventaja en noviembre. Los demócratas conseguirán más escaños en la Cámara de Representantes, incluso quizás la mayoría, mientras que los republicanos harán lo propio en el Senado. Ninguno obtendría amplias mayorías, por lo que se espera que en EEUU se produzca un escenario de estancamiento político.

¡Estupendo! Los Gobiernos 'activos' incrementan el riesgo legislativo, lo que repercute negativamente en el precio de las acciones; en cambio, los 'pasivos' lo reducen. El estancamiento que seguirá a las legislativas es un factor alcista para EEUU. ¡Y para España! Las acciones estadounidenses, un 55% del total de la capitalización bursátil mundial, suelen marcar el ritmo de las del resto del mundo. Europa imitará a Estados Unidos y España se comportará de manera paralela a cómo lo haga Europa. El sector financiero que, con un 37% de la capitalización bursátil, es el más representativo del índice MSCI España, debería acoger con los brazos abiertos la menor incertidumbre.

Los medios de comunicación norteamericanos se equivocan al hablar de la ola azul que recorre Estados Unidos, en referencia al triunfo demócrata. Esta formación apenas necesita 23 escaños más para lograr la mayoría de la Cámara de Representantes, lo que parece asequible, y, además, el partido del presidente normalmente pierde representación en las legislativas. Cabe recordar que las primarias en el bando demócrata no han sido muy ilusionantes para los suyos, ya que, aunque la participación superó los porcentajes de las últimas elecciones, en su mayoría fue más baja que en las del republicano, lo que sugiere que los «azules» podrían ganar en las circunscripciones más igualadas, pero lo tendrían muy difícil en el resto. Desde que los políticos recompusieran el mapa electoral, solo se disputan de verdad unas 36 circunscripciones: ganar en 23 de 36 es posible, pero no está garantizado.

Por su parte, los republicanos solo tienen un candidato al Senado en disputa en estados típicamente demócratas. En cambio, estos tienen hasta diez senadores procedentes de estados de tradición republicana que podrían perder su puesto. Los últimos sondeos señalan que los miembros del partido en el Gobierno podrían revertir la situación en al menos cuatro estados, mientras que la oposición lo lograría en dos o tres -un pequeño triunfo de los republicanos.

Mis perspectivas de partida son las siguientes: los factores decisivos para consumar el cambio son la captación de fondos y la campaña electoral. Las candidaturas individuales demócratas han conseguido más financiación que las republicanas, pero ocurre lo contrario cuando hablamos de los respectivos comités nacionales. En conjunto, la cuestión financiera favorece ligeramente a los demócratas. Por lo tanto, los resultados dependerán de la estrategia en base a la que cada uno emplee sus recursos durante los últimos días de campaña para movilizar a sus votantes.

El estancamiento político

En todo caso, el Congreso quedará estancado. Las luchas internas del partido republicano ya bloquean la mayor parte de las iniciativas parlamentarias. A diferencia de lo que ocurre en las Cortes españolas, el Congreso estadounidense no se caracteriza por su diversidad; sin embargo, cada partido contiene facciones que a menudo se enfrentan entre sí. Si los republicanos conservan su pequeña mayoría, sus desavenencias internas paralizarán la legislatura; de hecho, las acciones no han dejado de crecer desde la elección de Donald Trump.

Además, a diferencia de lo que ocurre en España, la Cámara de Representantes no puede tumbar las iniciativas del Senado, así que, si los demócratas consiguen la mayoría en la Cámara Baja, se desencadenaría el estancamiento bipartidista habitual que evita la aprobación de cualquier medida que no sea esencial -como ocurrió en los últimos seis años de Barak Obama-. Otro factor alcista. Algo similar pasa en la actualidad en España, con un Gobierno en minoría atado de pies y manos, sumido en cierta inactividad regulatoria.

Las legislativas estadounidenses normalmente acentúan el bloqueo político, razón por la que la rentabilidad de las acciones es históricamente más baja durante los dos primeros años de presidencia en comparación con los dos últimos. Conllevan normalmente una disminución del riesgo legislativo, o sea, la incertidumbre política cae y, como consecuencia, las acciones suben. Ningún tercer año de un presidente estadounidense ha sido negativo desde 1939 -año marcado por el inicio de la II Guerra Mundial.

Las subidas empiezan antes

El repunte suele comenzar antes de que los ciudadanos voten. Desde 1925, cuando se inicia la serie temporal de datos fiables del mercado bursátil, durante los años en los que se celebraron elecciones legislativas, las acciones subieron el 87% de las veces en el cuarto trimestre, así como en los primeros dos trimestres del año siguiente, es decir, la racha positiva de tres trimestres más regular de la historia del mercado mundial -el 92% para el cómputo total de nueve meses-.

Octubre acostumbra a ser un mes bueno conforme se va acercando la contienda electoral. Los mercados, que se caracterizan por estar orientados al futuro, son muy buenos a la hora de predecir resultados y de comprender las consecuencias del aumento del estancamiento de la acción política antes de que los norteamericanos vayan a votar. Ponen precio a esta situación antes de que la sociedad siquiera pueda verla.

El estancamiento, a su vez, evitaría un posible impeachment (proceso de destitución del presidente) que agitaría el precio de las acciones. Una cámara con mayoría demócrata podría conseguir el 51% de los votos para la destitución, pero el reglamento del Senado exige el 66% y, aunque esté muy equivocado sobre la composición del mismo, los demócratas se quedarán lejos de los dos tercios.

No deje que la debilidad mostrada por las acciones españolas en 2018 le desanime. Octubre está a la vuelta de la esquina, compre antes de que obre el 'milagro' del 87% y el mercado empiece a subir.

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