Firmas

¿Presupuestos o juicios a independentistas?

Pedro Sánchez y Quim Torra en la Moncloa. Foto: Efe.

Un representante independentista en el Congreso explotó y dijo: ¿Alguien puede pensar que vamos a aprobar los presupuestos del Gobierno español mientras hay condenas de varios años de cárcel para nuestros líderes? Nadie ha contestado a esta reflexión. Ni entre los independentistas, ni entre los miembros del Gobierno. Menos aún por parte del resto de los miembros del Parlamento, incluidos diputados de Podemos. Por contra, Sánchez y Torra solo hablan de diálogo. Un diálogo de sordos, porque ni el Gobierno quiere renunciar a la Constitución y la legalidad dimanada de ella, ni los independentistas a sus pretensiones de autodeterminación/independencia. Ambas posturas opuestas. Ahora Sánchez habla de autogobierno, es decir otro estatuto. ¿Aceptará Torra?

En otras circunstancias la solución sería que los votos independentistas en el Congreso se intercambiaran por los votos socialistas en el Parlament. Los primeros servirían para aprobar las cuentas del Estado y los segundos las de la Generalitat. Pero en la actual situación el PSC/PSOE no puede votar junto con la CUP unas cuentas soberanistas. Por contra si la CUP se desmarca de los presupuestos de la Generalitat, Torra será acusado de autonomista; lo que hoy en día para los anarco-independentistas es un importante insulto en un independentismo secuestrado por su grupo más pequeño y radical. Así que no puede haber ese intercambio.

El tablero del juego político está, por tanto, complicado. El Gobierno socialista ni puede, ni debe influir en la decisión judicial. Por ello va dilatando día a día sus decisiones en materia económica. Nunca habían estado tan imbricadas economía y política. Sánchez sólo se atreve a acelerar temas que en la izquierda, a fuer de folclóricas, sean indiscutibles, como la exhumación de Franco. Un asunto simbólico al que la oposición no se puede oponer de frente porque no sacaría ningún rédito y sí daría armas mediático/electorales al Gobierno.

En consecuencia los Presupuestos tienen un horizonte complicado. De momento el Gobierno va retrasando sus expectativas temporales. Después de su fracaso para aprobar el techo de gasto, su última esperanza es que se aprueben los Presupuestos en febrero del año próximo, coincidiendo con el inicio de la precampaña electoral de las elecciones municipales. Una aprobación, que si se logrará, tendría valor electoral pues reforzaría la imagen de solidez del Gobierno. Una aprobación que, a efectos económicos, sería un error porque el cambio de ciclo económico exige lo contrario de lo que quiere proponer Sánchez.

Aún así, Sánchez permanece impasible. Su único objetivo -sus hechos lo demuestran- es sobrevivir. Porque cree que, como dijo Cela al entonces Príncipe de Asturias: "Alteza, en España, el que resiste gana".

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky