Firmas

Déficit democrático

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras la aprobación de la moción de censura contra Rajoy. Foto: Efe.

Una de las consecuencias más terribles de la crisis es el déficit de representatividad política. Salvando a un reducido porcentaje muy ideologizado de la población, la mayoría no se siente identificada con partido alguno. Votarán cuando les llamen, si lo hacen, por la opción que les resulte menos molesta, por la que sientan más cercana a sus intereses, pero no se percibe ilusión por sigla alguna entre las clases medias, las que ponen y quitan gobiernos. La causa de esa abulia podría ser el letargo democrático, como en otros países de nuestro entorno. Pero es probable dada la accidentada legislatura y el alto voltaje del debate en los medios. Todo indica que el origen de esa pasividad nace de la incapacidad de los partidos de ofrecer a la población un modelo de país, una tarea común prometedora, un simple proyecto de futuro. Hasta ahora, nos hemos agarrado como a un clavo ardiendo a la selección de fútbol, pero se nos ha quedado en nada después del fracaso en Rusia.

Sánchez encerraba la promesa de un liderazgo socialdemócrata europeo que venía a acabar con la ocupación pasiva del poder de Rajoy. Un mes después, ya sabemos que es más de lo mismo, un quítate tú que me pongo yo. En el día en que la Comisión ha dicho que Europa dejará más de medio millón de empleos sin cubrir por la falta de competencias de los trabajadores en nuevas tecnologías, Pedro Duque sigue escondido. Su gobierno, en vez de poner sobre la mesa un nuevo modelo educativo que nos haga encarar con garantías ese reto, está más ocupado en remover los restos de Franco o en contentar a los insaciables nacionalistas. A Sánchez le interesa más aparecer como presidenciable en las fotos de Twitter y controlar al alimón con Iglesias la televisión pública. Poco más que ofrecer a los desilusionados ciudadanos.

Frente a él, casi nada. El centro derecha espera a recomponerse tras la moción. Ciudadanos sólo se ha atrevido a alzar la voz ante el decretazo en RTVE. El tiempo dirá si da réditos políticos. La consecuencia más inmediata es que se quedarán fuera del ente, algo a lo que un PP más familiarizado con las cosas del comer no renuncia. Si hay que apoyar al PSOE a cambio de colocar consejeros, se hace. Fuera del poder hace mucho frío. Tanto como en su campaña. Aunque en voz baja se denuncian presiones y amenazas en las sedes, el debate es de guante blanco. Solo Casado ha marcado perfil ideológico y por eso le acusan de ser cercano a Aznar. ¡Qué barbaridad, mira que congeniar con el refundador del partido, el primero que les llevó al gobierno! Todavía no les ha dado por preguntarse dónde se quedaron los más 700.000 afiliados perdidos, por si hay que tratar de recuperarlos. Tampoco dónde y por qué se dejaron a millones de votantes. No fue por su gestión de la crisis. Hay heridas como Bolinaga que duelen más entre su electorado. Y es que lo importante para la mayoría no es el poder, sino el cómo usarlo.

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