
Todo lo malo que le podía pasar al PP ya le ha pasado. Tras la moción de censura contra Mariano Rajoy, su líder indiscutible, el partido conservador tenía una oportunidad para regenerarse y volver a ganar las próximas elecciones. Pero como dice el refrán: "Cuando no está el gato, bailan los ratones". Y como era de esperar, se cumple a rajatabla la Ley de Gresham: "La moneda mala desplaza a la buena". El candidato ideal era sin duda el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, pero fue desplazado por una pléyade de candidatos defectuosos que se han tirado a degüello los unos contra los otros.
Una cosa es el dedazo con el que se venían eligiendo los dirigentes del partido en la época de Fraga y de Aznar, pero otra muy diferente es que hasta García-Margallo aspire a ser el sustituto con sus 74 años. Es una visión un tanto particular para afrontar el cambio generacional que se requiere, a no ser que vaya de cachondeo. Lo mismo le pasa a Pablo Casado, pero al revés. No solo es que le falte un hervor, sino que después de los líos con sus estudios, no parece ser la persona más adecuada para presentarse como el adalid de la lucha contra la corrupción.
También aspiran a liderar políticos totalmente desconocidos como José Ramón García Hernández o el exlíder de Nuevas Generaciones, aquellos que gritaban "Pujol, enano, habla en castellano", José Luis Bayo... Está visto que en el PP hasta los patos quieren llevar zapatos.
Pero las que de verdad pueden terminar con todas las posibilidades del PP son Soraya Sáenz de Santamaría, que es una especie de Rajoy con faldas, y María Dolores de Cospedal, la de "armas de mujer". Proyectar a futuro sus peleas y rencillas del pasado es lo que más desea el electorado. ¡Anda y que les den!
Como en la película de Oliver Hirschbiegel asistimos a El hundimiento (2004) de un buque que parecía invencible frente a una izquierda floja. Pero Pedro Sánchez supo utilizar sus trucos de tahúr del Mississippi para coger la sartén por el mango y el mango también. Esta es la oportunidad que esperaba Albert Rivera para lanzarle una opa hostil al PP y aparecer ante la opinión pública como el único líder que aún queda en pie de la derecha española. A río revuelto, ganancia de pescadores.