
La noticia de esta semana debía haber sido la aprobación de los presupuestos, tildados previamente y por muchos como no convenientes, tremendamente electoralista, además de no creíbles. Sin embargo, ha sido, está siendo, la semana de la sentencia Gürtel, que hace cuestionarse hasta si las Cuentas Generales llegarán a ejecutarse. Los primeros análisis sobre el efecto de la sentencia, ya sabemos que aún no es firme, es incuestionable y la onda sísmica desplegada está por ver hasta donde llega. Hay amenaza de moción de censura, también un replanteamiento del pacto de gobernabilidad con Ciudadanos. Como se aprecia, lo que ahora mismo capta la atención es la supervivencia del Gobierno, de Rajoy e incluso del Partido Popular. Desde luego, todo indica que de convocarse unas elecciones anticipadas los resultados de las urnas dejarían un posible panorama de cambio, no solo de Gobierno sino también de partido preponderante.
Quizá para entender el problema de los presupuestos sería bueno tener presente al Banco de España y al informe sobre la situación económica en la que se encuentra, el cual aparecía al inicio de la semana. La opinión del servicio de estudios del Banco donde Linde agota sus días como gobernador, era una crítica nada velada sobre la política que Mariano Rajoy y su equipo han llevado a cabo.
Lejos de ser complaciente, se alertaba de que el Gobierno no había afrontado el problema del déficit presupuestario. Recordemos que España sigue siendo el único país de la Unión con déficit primario, algo que ni Grecia tiene en estos momentos. Se criticaba, en el informe, que no se hubiese acometido una reforma de los ingresos, esas frases dirigidas a los enormes agujeros que generan las diferentes desgravaciones y gastos deducibles. También, cómo no, que no se hubiese racionalizado y organizado el gasto, con búsqueda de un recorte del excesivo montante del mismo. Pues bien, en estos presupuestos, ya digo que ahora mismo cuestionados ampliamente dado el torbellino político, nada podemos encontrar sobre estos aspectos que destacaba el informe del BdE.
No solo no hace nada, sino que una de las mayores críticas que se les puede hacer es que somos muchos los que vemos comprometidos nuestros objetivos de déficit. No soy yo, las principales instituciones y servicios de estudios ponen en entredicho el cumplimiento del déficit. Hasta Bruselas es escéptica, los permite pero claramente nos advierte que va a estar vigilante sobre cualquier posible desvío que comprometa el objetivo del déficit para que se asumen medidas de corrección. El adjetivo más suave que se me ocurre es de desconfianza por parte de la Comisión Europea.
Los presupuesto parten de variables erróneas, el del crecimiento y la inflación; si no son erróneas, son al menos muy cuestionable. Estamos viendo la subida del petróleo y ya comienzan las preocupaciones sobre crecimiento, dado el impacto negativo que tiene sobre el volumen de las importaciones, así como la preocupación sobre el IPC. En una semana donde hemos visto cómo el Índice de Precios Industriales continuaba preocupantemente al alza, debemos plantearnos qué pasará con la inflación en España. Pero sobre todo qué ocurrirá si en Europa los precios alcanzan el 2%. Al BCE no le temblará la mano para elevar los tipos de interés, aun cuando ya ha puesto voz a la ralentización que en este momento asiste a las economías del euro. Como vemos, las críticas a unos presupuestos inconsistentes por parte del BdE parecen totalmente justificadas, más ante un escenario macro que podría desviarse de los planteamientos manejados por el Gobierno.
Más allá de esta crítica, hay que referirse a otro punto conflictivo, el de las pensiones. Es este punto una de principales preocupaciones de la población, además de ser un punto de fricción en las calles. Pues bien, poco se puede decir que no se haya dicho ya. La subida de las pensiones por la presión de la calle recogida por el PNV es electoralista, populista y no debería ser tomada. Las jubilaciones son un problema en este país desde hace tiempo, sin embargo Rajoy ha dilapidado una mayoría absoluta y dos años de presente Gobierno. Tomó medidas a la espalda del Pacto de Toledo, hoy se desdice de esas medidas y el problema de pensiones continúa existiendo e incluso se hace más amenazante.
No busquen reformas en los presupuestos, ni nuevas leyes para acometer medidas necesarias de las cuales me vengo haciendo eco. Unidad de mercado, reforma de un mercado laboral precario y rampante, marco energético, medidas para reforzar la competitividad de nuestras empresas y más señalizaciones del referido informe del BdE.
Como vemos, los presupuestos, ahora en el Senado, son bastante cuestionables y no parecen responder a las necesidades de España. Una vez más parece que el Gobierno continúa dando la espalda o evitando la toma de decisiones. Vivimos de efectos exógenos a la economía española: precio del petróleo, políticas ultra expansiva del BCE y la explosión del turismo. Poco se ha hecho para modernizar una economía. La española sigue siendo una economía con pies de barro, acertadísima la frase del estudio al que me estoy refiriendo, diciendo que de venir una crisis como la pasada, las consecuencia serían tan negativas como lo fueron en el pasado.